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martes, 20 de diciembre de 2011
Sol helado
La blanca dama admira, al otro lado del orbe, el resignado sosiego del sol helado. A través de un campo de burdas estrellas, la ceguera se desplaza hacia su luminosidad velada y contempla la vida que encierra esa piel arrasada por el frío de mil inviernos.
Etérea, intentó consolar a tan triste rostro, tan joven y a la par tan anciano pero, al rozarle, tan sólo recogió lágrimas, hielo derretido que desprendía arco iris al caer.
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