La poesía como etérea artimaña para acercarnos a lo inefable. La expresión de la belleza, de lo intangible, de lo real y el sueño inalcanzable; eso es la poesía, la elevación del espíritu, su sublimación.
¿No es acaso una poética expresión de la vida, tener su cabeza durmiendo entre mis piernas, a la altura del ombligo, justo donde el vientre plano da lugar al monte de la diosa Venus? esa misma diosa que riega su apariencia, que nos protege en su amparo... ¿No es acaso una visión poética digna merecedora de rimas y ritmos, que sus grandes ojos color zafiro me miren inocentes mientras desgarra mis muslos a base de delicados besos?, ¿no es poesía albergarlo en mis pechos?
Poesía es... poeta de mi carne también.
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