viernes, 25 de marzo de 2011

Parte: VIII. "Lo elegí"


Habían pasado unos cuantos años, tampoco importaba cuantos, para ella el tiempo había dejado de tener importancia hacía mucho. Estaba en la consulta de su psicólogo, su madre le obligaba a ir después de todo lo que le había pasado. Al principio no le hacía mucha gracia, luego descubrió que las charlas con él eran verdaderamente interesantes e iban más allá de su “enfermedad” si es que se le podía llamar así, desde luego ella no lo creía pues, después de todo, lo había elegido.

No sabía si esa trascendencia aparente de las consultas era una mera treta del psicólogo para llegar hasta ella y ganarse su confianza o en verdad surgía así y no era nada preparado. Se inclinaba más por lo primero, pero prefería creer lo segundo, así al menos, se sentía menos estúpida:

-Muy bien… entonces dime ¿Por qué lo elegiste?

-No piense que soy de esas personas que lo hacen porque lo hacen los demás o por motivos tan fútiles como “querer divertirme” o “llamar la atención” es cierto que soy una jodida narcisista pero mi narcisismo no se proyecta en ese sentido.

-Me parece recordar que le psicólogo soy yo –rió.

-Bueno, siempre me ha apasionado mi mente ¿No? Creo que me considero lo suficientemente capacitada para hablar de ella con corrección.

-Lo hacías por eso… ¿Porque te asustaba tu mente?

-¿Me asusto de mí misma? Eso es absurdo querido “psicólogo” –dijo con retintín.

-¿Entonces?

-¿No es usted el psicólogo?

Esas “peleas” dialécticas le divertían sobremanera, en realidad era lo que le gustaba de venir al psicólogo. Él la seguía el juego, de un modo u otro también le divertía la agudeza y la rapidez de réplica que ella tenía y se entretenía así, jugando con ella a duelos dialécticos que, como este, no llevaban a ningún sitio; tan solo quizás a unas carcajadas o una lucha de miradas que siempre solía ganar ella.

-No lo hacía por temor a mi mente ni a mí misma, si algo he hecho en esta vida es intentar conocer cada entresijo de mi cerebro no… no es eso. Lo hacía por… ¿Evadirme? No… esa no es la palabra, lo hacía por la frustración sí… por eso lo hacía. La frustración que lleva a la evasión y luego a la decepción.
-¿Te arrepentías pues de hacerlo?

-¿Por qué debería de arrepentirme de hacer algo que, en todo momento, yo misma he elegido? Sería una tontería. No… no era eso lo que me decepcionaba.

-¿Qué te decepcionaba entonces Manish? ¿Qué te frustraba? ¿Qué te empujaba a esa huida?

-No he dicho huir, he dicho evadir, son cosas distintas. Yo no temía a nada por lo tanto no huía, solo me evadía de algo, un peligro, una situación.

-¿Qué peligro?

-La vida, el mundo.

-Perdona, pero no te entiendo.

-Tampoco esperaba que lo hiciera… y eso que es usted el psicólogo ¿No?

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