Sonrisas de algodón de azúcar,
besos en almíbar,
contigo qué dulce es la vida.
Las horas se detienen
en el brillo de tus ojos,
alquimista de reflejos,
de sonrisas a lo lejos,
de caricias que cautivan...
de sentimientos robados,
a medias tintas ganados,
ora consentidos, ora hurtados.
Boca esquiva,
mejilla a la deriva,
y sed de ti... de tu sabor de almíbar.
No encontramos nuestro sitio,
tan lejano,
a la vez tan cercano,
cierto en su sentido profano.
Vivir el momento de tu mano,
no pensar en si es bueno o malo,
tocar simplemente nuestra sinfonía
que me envuelve de alegría...
Dulce azúcar moreno,
caricias en tu cuerpo,
es chocolate, es vainilla,
es tu templo.
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