
Los dos en una habitación, desnudos sobre una cama, las sábanas esparcidas por el suelo en un desorden organizado; sus cuerpos sobre el colchón, se acariciaban, estaban relajados, se miraban a los ojos, se abrazaban:
-Ojalá todo fuera tan sencillo.
-¿Tan sencillo?
-Sí... ojalá todo el mundo se redujese a esta habitación, que no existiera nada más aparte de estas cuatro paredes, tú y yo -sonrió con entusiasmo.
-¿Estaríamos todo el día en la cama? -preguntó agarrándola por la cintura y haciéndola rodar por la cama.
-¡Claro que sí! estaríamos todo el día desnudos, nuestro trabajo sería acariciarnos y besarnos y follar una y otra vez...
-¿Y no nos cansaríamos?
-¿Ves que yo me canse de ti? -le mordió en el cuello y siguieron rodando.
-¿Solo sexo?
-¿Ves que esto sea solo sexo? cada caricia es una pincelada y nuestros cuerpos un lienzo, seríamos unos artistas en nuestro pequeño universo.
-¿Y los besos? ¿Qué serían los besos?
-Los besos serían versos.
-¿Y el amor? ¿Qué sería el amor?
-El amor sería esto, las pinceladas, los versos, nuestro pequeño universo.
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