sábado, 13 de julio de 2013

Materia gris


La sonata que escucho tan a menudo martillea las paredes de mi cráneo. Una dolorosa melodía de descargas eléctricas, puñales que agujerean sin piedad mi materia gris y agujas que se divierten arañando el cerebro tras el temporal izquierdo tal vez porque soy zurda... aunque no lo sé, no sé si esta sonata es de Wagner, ni siquiera sé si Wagner componía sonatas, la música es demasiado complicada para mi maltrecho cerebro, para mi temporal izquierdo acribillado de metralla.

Y aún así no puedo pararlo.

Aún cuando es una agonía y la luz taladra mis retinas, cuando las despelleja con ese sol afilado y la oscuridad y las paredes acolchadas se convierten en mis mejores aliadas; aún cuando el nervio se repliega sobre sí mismo y la punzada de dolor me dobla con él, firme, fuerte, de acero... aún entonces mi cabeza bulle en mil direcciones, mil posibilidades, mil realidades. Incapaz de ordenar tantas palabras, sosteniendo en mi mente tantos mundos como Yo y Otros son posibles e incapaz de frenar esa velocidad que me desestabiliza, incapaz al fin y al cabo de detener la vida... mi cabeza parece explotar. Pero, al contrario de lo que suelo, no imagino el seso decorando la pared, el hueso sanguinolento astillado en el suelo, sino que imagino algo mucho más simple e igualmente poético: flores, flores marchitas nacen de mi cerebro.

Todo está destinado a morir, menos lo que ya está muerto.

Sé que en mi último aliento mis abrasados ojos aún serán capaces de proyectar en sus cuencas el mundo en el que quise vivir pero no me dejaron. Habituados a la oscuridad y a las paredes acolchadas pueden pasar por locos, pero como todo loco sabe: "la locura no es cuestión de estadística". Los que se dicen cuerdos permanecen al fondo de la caverna, permanecen y permanecerán alimentándose de sombras en la pantalla. Aunque tal vez esto tan solo sea una desharrapada dicotomía para organizar el mundo, o tan solo el triste consuelo de una mente cansada que no puede pensar algo más metafísico porque tan solo pare flores muertas. 

Blanco o negro, el mundo se reduce a eso. La materia gris se destruye.