jueves, 31 de marzo de 2011

Y por la noche... hechizo

Quiero sentir el sabor de la cerveza en mi boca... pues eso significará que te estoy besando. Quiero sentir el sudor en la espalda, la música en directo en mi oído estampada y el calimoxo en la garganta pues eso significará que estamos juntos. Quiero sentir el frío de la noche en mi piel pues eso significará que me estás desnudando... quiero dejar de buscar excusas para poder verte

Sabor a cerveza,
fugaz belleza,
instantes robados a una estrella,
momentos efímeros bajo la luna llena.


El sol de la mañana destella,
pero tu mirada ya no centellea,
tus manos ya no me sienten,
los versos se marchan de tu piel,
de tus labios
la miel,
dejó de endulzar
y la noche dejó de pasar,
avanzó y avanzó,
luego sola me dejó.

Alcohol y más alcohol,
coca-cola y vino peleón
y besos de refilón
y miradas de perversión...
kilómetros bajo los pies,
tus caricias y mi saber hacer,
entre mis piernas tu miel,
en tu miel mi esencia,
la que inspira la noche entera.

Una banda sonora muda,
el atrezzo improvisado,
los sentimientos han aflorado
y por la mañana se han esfumado.
La luna lo ha visto,
la luna lo ha filmado,
menos mal...
pues creía que estaba soñando.


Palabras demasiado bellas,
contradictorias,
y yo,
plebeya de ellas.
Locura, caos, gloria,
la gloria vaporosa de la victoria
y cuando madruga el sol
tan solo la derrota.

Parte: XI. El bohemio jardincillo

Salió a dar un paseo ya de noche. Solía hacerlo, le sentaba bien, le ayudaba a poner su cabeza en orden… había veces que el caos que en ella reinaba la volvía loca. Para remediarlo, no había nada mejor como un paseo nocturno por la parte antigua de su ciudad, Cáceres.

Sus pasos siempre le guiaban al mismo sitio: un pequeño jardincillo que daba a la montaña, con parte de la ciudad a sus pies y el resto a sus espaldas, la parte antigua la rodeaba y, entre esas piedras milenarias, se sentía a salvo ¿A salvo de qué? Quizás de ella misma.

En aquel jardincillo había bancos de fría piedra y muchos arbustos con flores y grandes árboles que arañaban el cielo con sus ramas, esas que parecían querer coger alguna estrella que acompañase a sus hojas verdes en su solitaria velada. Se sentó en uno de esos bancos, estaba muy frío, pero no le importó. Se quedó mirando sus Converse y luego elevó la vista al cielo nocturno y miró a la luna.

Qué bella era, ella sí que era bella. Tan blanca, de forma tan perfecta, de cutis tan impoluto, tan virgen e inalcanzable, tan onírica y vaporosa… qué bella era… se tumbó en el banco, ahora las ramas tapaban la cara de la luna, quizás se estuviera desnudando y poniéndose el pijama ¿La luna usa pijama? Es más… ¿La luna tiene vergüenza… tanta como para cubrirse para que no la vean? Cerró los ojos y respiró hondo, ahora su realidad se reducía a su pausada y equilibrada respiración, a la brisa nocturna de la primavera, esa que se enfriaba más y más según avanzaba la noche. Quizás por eso la luna se estaba poniendo el pijama, para no resfriarse, dormir desnuda es lo que tiene.

-¿Qué piensas? No le hacía falta abrir los ojos para saber quién le hablaba. Podía olerle, estaba arrodillado junto al banco, lo más seguro es que la estuviera mirando con una media sonrisa triste, esa que tanto le caracterizaba.

-En la luna… que se va a resfriar por dormir desnuda -él rió, sí… así era ella.

-¿Qué haces aquí Manish? -Eso debería preguntártelo yo… este es mi sitio… ¿Qué haces tú aquí?

-Me apetecía verte. -¿Cómo sabías que estaba aquí?

-No lo sabía.

Se quedaron en silencio un rato más, él se sentó en el banco y puso su cabeza sobre las rodillas con delicadeza y le empezó a acariciar el pelo con aire distraído. Él también había ido allí para pensar, no porque quisiera verla, que la hubiera encontrado allí no era más que un accidente.

-No te apetecía verme.

-No, la verdad es que no –ella sonrió, la misma sonrisa triste, un fantasma de la de él.

Abrió los ojos, los de él miraban la luna, ella no podía… la muy vergonzosa seguía detrás de las ramas. Se fijó en él. Se había afeitado la perilla, el pelo le colgaba lacio y negro por los hombros, la boca entreabierta, sus dientes medio perfectos asomando, olor a tabaco.

-¿Se ha acabado de vestir ya? –preguntó divertida.

-¡Oh si! Acaba de ponerse unas pantuflas –rió él.

Ella se incorporó y él la miró a los ojos, no sabría decir cuál de ellos estaban más tristes. Desde luego esto era cosa del destino, o tal vez mera casualidad.

-Me sentía solo –respondió a su pregunta muda.

-Sí yo también… -confesó, aunque él tampoco lo había pedido.

lunes, 28 de marzo de 2011

Malas puestas en escenas


Yo en cuestión de política o ideologías que derivan en política soy muy pesismista. Considero que para ambas hay que tener en cuenta un factor muy importante, que es el factor humano. Las ideologías y las políticas son muy bonitas como tal, tanto unas como otras... me da igual que se llame socialismo, como comunismo, capitalismo o como quieran llamarse pero las ideologías nunca van a ninguna parte ¿Por qué? Porque no se tiene en cuenta el factor humano.

El ser humano es egoísta por naturaleza, ególatra y todo lo que se diga es poco, siempre habrá alguna persona o grupo de personas que desencajen el engranaje por muy perfecto que este sea o se considere... ¿Por qué fracasó el comunismo en la URSS? ¿Por qué está fallando ahora el capitalismo? por el factor humano, porque las personas somos egoístas, ambiciosas, solo miramos por nosotros mismos... es una realidad que nadie asume y da igual todas las ideologías de nueva, renovada e innovadora tendencia que se quieran inventar o reinventar... la historia va a seguir siendo siempre la misma porque el ser humano es SIEMPRE EL MISMO con minúsculas y diminutas diferencias y excepciones. Va variando, como en todo, se supone que seguimos evolucionando ¿No? pero como bien demuestra la historia evolucionamos hacia el individualismo, lo que fomenta aún más si cabe el egoísmo y todo lo que ello conlleva: ansias de poder, supremacía de unos sobre otros, aislamientos...

De las ideologías no se come. Las ideologías como tal son perfectas cada una a su modo, lo que no es perfecto es el uso que el hombre hace de ellas. Ahora más que nunca estamos viendo el desprestigio de ideologías como el socialismo, el comunismo, el capitalismo... es triste porque son ideologías buenas en sí mismas, otra cosa es que sean adecuadas, otra cosa es que funcionen o puedan llevarse a la práctica o incluso sea o no el momento de ellas... lo que no puede o no se debe hacer es tergiversarlas tanto que no sean ni el reflejo de su origen, tampoco se debe confundir esa ideología inicial con el uso que se hace de ella que, normalmente, no se corresponde en absoluto.

Esta es mi opinión. No estoy a favor de ninguna de las ideologías nombradas como ejemplo, he de acalarar o, mejor dicho, no estoy a favor del uso que se hace de ellas y no comparto dichas ideologías en sí. Para mi la ideología "perfecta" y la forma política "adecuada" y justa aún está por inventar... ¿Sugerencias?

Parte: X. Otra vez sola


Al día siguiente el cansancio era monumental. Se levantó casi a las 5 de la tarde, habiéndose dormido por fin rondando las diez. Eran pocas horas, por lo que estaba molida. No tenía resaca, ella de eso no usaba, su cuerpo estaba acostumbrado. Helena dormía junto a ella, seguía desnuda al igual que ella. Los chavales se habían ido poco después de terminar, tenían que coger un autobús de regreso a sus pueblos a las doce de la mañana. Gran putada, pues ellos sí que estaba resacosos, fatigados y destrozados.

Se levantó sigilosamente para no despertar a su amiga, o lo que quiera que fuera y se dirigió directamente a la ducha. Tenían una de estas duchas de hidromasajes que le “arregló” un poco el cuerpo. El pelo le olía a humo y a alcohol, la tripas le rugían de hambre e incluso se sentía mareada, lo único que había entrado en su cuerpo desde las diez de la noche del día anterior había sido alcohol, patatas fritas y drogas a mansalva. Con razón se quejaba su bonito cuerpo, desde luego qué mal lo trataba y él qué bien se portaba, sin rechistar, o casi.

Así pues no le hizo esperar y se preparó un café, dos tostadas y se fue comiendo mientras una dulcísima magdalena. El café caliente le acabó de entonar el cuerpo, incluso se quedó una rato más leyendo pues tenía la costumbre de leer mientras desayunaba. Esta vez estaba disfrutando de una novela de Saramago, su escritor preferido, un gran hombre sin duda; la novela se llamaba “Caín” y era un verdadero punto, amaba las ironías disfrazadas de Saramago y más cuando tenían por objeto una crítica a la religión y a su queridísimo y todopoderoso dios que, sin embargo si no había censurado la afilada pluma de tan magnífico escritor, tan poderoso no sería ¿No?

-¿Te apetece leer ahora? –gruñó Helena desde la puerta, seguía desnuda.

-Si no desayuno leyendo no soy persona –le sonrió ella. -Lo que tú digas… -restó importancia a la conversación con un gesto desgarbado- yo me voy a la ducha, a ver si se me quita este dolor de cabeza.

-¿Te preparo algo?

-No… ya lo hago yo después.

Aún así cerró el libro y le preparó un buen desayuno, después de todo era su amiga ¿No? Rió al recordar la noche anterior, sí… había sido realmente buena. Había echado de menos las juergas así, juergas sin control, desfase total, alcohol, sexo, rock and roll, drogas y luego… solo dormir y plenitud.

Plenitud porque no pensaba en nada, porque nada le importaba y solo era capaz de recordar las satisfacciones de su cuerpo, sin acordarse siquiera de su sombría mente y sus eternas dudas. Sonrió… sí la noche acabó bien y sonrió de nuevo al ver la decepción en el rostro de los chicos cuando les pidieron a Helena y a ella que se liaran entre sí… “todo en esta vida no se puede tener” les había replicado Helena, ella había reído aunque, viendo lo a gusto que se sentía tampoco le hubiese importado demasiado.

-Mira que te he dicho que no me hicieras nada ¡Estás tonta! –Le dio un beso en la mejilla en forma de agradecimiento a la vez que extendía la mano para coger una tostada- ¡No sabes el hambre que puedo tener!

-¿Te ha llamado tu padre?

-¿Mi padre? Seguro que ni se ha dado cuenta de que no dormí en casa –se lamentó con amargura.

-Pff… van a su bola, luego dicen que nosotros.

Estuvieron hablando largo y tendido de sus cosas. Helena estaba haciendo un módulo de estética y también vendía cuadros que ella misma pintaba. Sabía tocar el bajo y le habían hecho ofertas para tocar en grupos pero ella siempre las declinaba, incluso la que le brindó ella. Decía que era un alma libre, que ella no podía estar sujeta a un grupo, sujeta a tantas personas.

-¿Quieres que veamos una película? –preguntó con alegría.

Ella disfrutaba de la soledad pero había veces que se sentía demasiado sola o que buscaba compañía para distraerse y salir un poco de su agobiante mundo. Por eso en parte quería retenerla allí, no quería volver a su caja de cristal tan pronto, quería “no pensar” durante unos instantes más.

-No puedo querida –declinó ella, levantándose y lavando la taza del café que había usado- tendré que volver a casa y tengo que acabar un encargo que me hicieron.

-Bueno, como quieras… -fingió que no le importaba- si yo también tengo que hacer un trabajo de la universidad así es que… estaré ocupada.

Estuvo acompañada lo que tardó Helena en recoger sus cosas y salir por la puerta. Se puso a recoger la habitación escuchando una lista de reproducción formada por Scorpions casi en exclusiva lo que delataba su estado de ánimo decaído. Siempre era así cuando pasaba una noche de esas… que se sentía bien en ese momento pero que, luego, cuando volvía a estar sola, se daba cuenta de la futilidad de las cosas. Se puso a escribir, al menos así no se sentía tan sumamente vacía.

sábado, 26 de marzo de 2011

Parte: IX. Sexo, drogas y rock and roll


La música llenaba su cuerpo, el frenesí de los acordes, de la batería, la fuerza de la voz… todo ello mezclado con su baño de alcohol y su nube de marihuana hacía que verdaderamente su cuerpo se sintiera subyugado al ritmo frenético del heavy metal que sonaba en aquella cueva.

Era una auténtica cueva hecha local por lo que, a pesar del calor de estar en un sitio cerrado y atestado de gente, éste tampoco era asfixiante. Sus amigos seguían el compás de la música con los ojos cerrados y cabeceando, algunos charlaban animadamente, otros bebían sin parar y se daban de ostias y otros se liaban un nuevo canuto para irse al servicio a hacer un submarino. Ella escuchaba la música siguiendo el ritmo, bebiendo su Jack Daniels y hablando con su mejor amiga o algo parecido; los mejores amigos no existían, bueno en realidad lo que no existían eran los amigos:

-No me apetece llegar hoy a mi casa –se lamentaba.
-¿Por qué? creía que estabas con tu padre –dijo ella.
-Sí bueno… pero ya sabes, está con su novia que no caga y paso de soportar el “empachoseo” y las broncas de alguien que no es mi madre.
-Yo no sé cómo la aguantas.
-Mi padre la quiere, lo tengo que respetar ¿No?
-Ya… pero eso no significa que tenga derecho a “educarte”. No es tu madre.
-Ya bueno…
-Quédate en mi piso esta noche si quieres –sonrió- pero solo si me prometes una cosa.
-¿Qué? –rió su amiga soltando el vaso vacío en la barra.
-Que vas a llenar ese jodido vaso de nuevo y que esta noche será una de “nuestras noches”.
-Uy… no te creía hoy con tantas ganas de fiesta querida ¿A qué se debe?
-Me desquicia –contestó con simplicidad.
-¿El qué?
-Que los que no tienen derechos sobre nosotros intenten decirnos lo que tenemos que hacer, lo que está bien y lo que está mal.

Su amiga rió, sí… ella también lo necesitaba, desde luego Manish siempre estaba dispuesta a una buena juerga, de esas que marcaban hitos. Manish se dispuso a rellenar las copas, solo había necesitado una justificación para el desfase… menos mal que había llegado rápido.

Su amiga era muy extrovertida, activa, alegre y una desfasada, igual que ella. También era heavy, lo que había que tener muy en cuenta, sino está claro que no se llevarían tan bien. Era muy guapa, se teñía el pelo de pelirrojo (más rojo que otra cosa), medio liso medio rizado, con flequillo cortado al rape, camisetas grandes y cortadas a un hombro (más o menos como vestía ella también), llamativos cinturones de tachuelas, cadenas… vaqueros de todo tipo, cuero, vinilo… botas militares, all stars, pulseras metálicas de varias formas, collares a juego, lentillas de colores y labios pintados, así como los ojos. Se parecían mucho, algunos incluso decían que eran como hermanas, quizás por eso el destino las unió, porque las separó al nacer.
Y vaya si esa noche marcó un hito. Se acercaron a un grupo de chicos y chicas que nunca habían visto por allí y en seguida entablaron amistad, cuando uno es heavy y está entre heavies todo fluye. Serían raros, extrovertidos, excéntricos y todo lo que la gente quisiera decir de ellos, pero formaban algo más que nunca comunidad, vivían un estilo de vida propio que los unía y que no dejaba de lado a nadie, solo hacía falta un requisito: que te gustase el rock.

En seguida Helena y ella se encargaron de mostrarles a los nuevos de qué pasta estaban hechos en aquel lugar, por lo visto habían venido a un concierto que había dado Koma en un pueblo cercano; ya iban muy borrachos, al igual que ellas, pero no por eso bajaron el ritmo de sus consumiciones. El Jack Daniels corría por litros, las bromas se contaban por centenares y las sonoras carcajadas no pasaban inadvertidas entre el estruendo imperante en el local. Se reían por todo y por nada, sentían la música y de vez en cuando se ponían a darse de ostias en mitad del local, algo sumamente excitante y divertido cuando se va muy pedo, muy ciego y muy de todo. Eran las 6 de la madrugada y allí seguían, ya habían llegado a la hora de la verdadera diversión, les habían mostrado a los nuevos cómo eran las cosas allí, ellos se integraron bien, solo había que verlos:

-Son unos desfasados –reía Helena sin control.
-¿Nos has visto a nosotras? ¡Oh no los estamos llevando por la senda del mal! –las dos rieron sin parar, los nuevos amigos le siguieron el rollo.
-Desde luego aquí sabéis montaros una buena juerga.
-Aún no has visto nada –rió Manish- has visto la “Naranja mecánica” ¿No?

La pregunta era un poco absurda, toda persona con un mínimo de interés cultural y la inteligencia suficiente como para valorarlo había visto la “Naranja mecánica”, así es que la duda entre heavies ofende; la risa socarrona de su futura conquista se lo dijo todo.

-Si no la hubieras visto nuestra conversación acabaría aquí –rió ella- bien pues… ¿Os apetece un poco de rico Moloko Plus? Korova Milk Bar

Si realmente habían visto la película sabría a lo que se estaba refiriendo, desde luego no era simple leche, como decía Alex Delarge… “era un viaje de espadas punzantes en los glasos”. Sobra decir que, a la trastienda a la que fueron (en otro local), era obviamente ilegal ya que la sustancia adicional que allí se echaba en el rico moloko no iba precisamente acorde a la ley. El dueño era amigo suyo, si no lo eras no te dejaba entrar y aún así tenías que ser de grandísima confianza. La trastienda imitaba a la perfección el local de los drugos: el Korova Milk Bar, cierto humor agrio del dueño el cual era un auténtico fan de Alex y los suyos. La bebida… estimulante, que allí se dispensaba era también a imagen y semejanza que en el libro, una delicia vaya.

-¡Uau este local es una pasada! –se asombraban sus dos nuevos amigos, a pesar de ir muy borrachos los ojos se les salían de las órbitas, parecían estar verdaderamente inmersos en el decorado de la archiconocida película.

El grupo se había reducido a dos, obviamente los que a ellas les interesaban con la excusa de que en ese local solo podían entrar grupos, como máximo, de cuatro. Un gran bolo por supuesto pues tenía aforo para veinte personas repartidas en diferentes espacios ricamente decorados, siempre respetando la estética futurista de la famosa y polémica película.

-¿No decíais que solo podían entrar cuatro personas? –rió el rubio, el que iba siempre al lado de Helena expresando así su preferencia.
-¡Oh bueno! –Rió Helena- quien dice cuatro dice… -y rió.

Rió y rió sin parar y no paró de reír y de flotar con el rico Moloko Plus y al igual que ella, Manish y Robe (su chico de aquella noche) y al igual que Robe también Manu. La droga llegaba a su sistema nervioso y los masturbaba de forma brutal y asquerosamente placentera. Los ojos azules y vidriosos de Robe se perdían en algún punto del techo mientras iniciaba su viaje hacia las estrellas, ella lo miraba y se reía, se notaba que no estaba acostumbrado y joder… estaba muy bueno. Helena y ella se miraron y se rieron, oh sí… aquella noche prometía, el rico Moloko nunca defraudaba.

-¿Hacéis esto todas las noches?
-¿Crees que si hiciéramos estos todas las noches estaríamos bien? –rió Helena.
-¡Yo estaría bien! –se carcajeó Robe.
-Ahora vas a estar mejor… -le sonrió Manish abriendo la puerta de su piso.

La segunda parte de la fiesta solo hacía más que comenzar. Ella era muy directa y más cuando iba borracha y colocada, la mente no le daba para sutilezas ni para andarse con exquisiteces así es que se fue desnudando por el camino a la vez que se encaminaba a su habitación-salón. Helena por su parte ya conocía la casa y se llevó a su conquista hacia una de las habitaciones, hacía frío. Manish odiaba la calefacción, además de que contaminaba y contribuía al Estado con sus impuestos sin contar a las empresas que la proporcionaban, el frío era mucho mejor, tonificaba la piel y la mantenía despierta, adoraba el frío.

El chico la siguió extasiado, no sabía si por la droga o por el suave contoneo de sus caderas y el firme paso de sus largas e interminables piernas, hacía bastante frío pero no lo sentía, su cuerpo ardía por dentro. Cuando Manish llegó a su cama redonda ya estaba completamente desnuda, Robe se paró en el marco de la puerta y la observó, era increíblemente bella, pero le daba miedo, tenía algo que le daba miedo.

-¿Qué pasa? ¿Me tienes miedo? –rió, como adivinándole el pensamiento.

El chaval acabó de entrar en la habitación y ya sabía que de allí no saldría, pues no sería capaz… había caído en las redes de la droga y no precisamente en las del rico Moloko, sino en la droga que era Manish. Sus ojos se calvaron en sus iris vidriosos y lo desnudaron con una lentitud que no creía posible, tiritó de frío y por el contacto de su piel que, sin embargo, era cálida. Ella no apartaba sus enormes ojos color miel de los suyos, enmarcados por una sombra de ojos algo desperfecta por todas las aventuras nocturnas que llevaban ya. El sol asomaba por la ventana, serían las siete y media de la mañana, e iluminó el cuerpo fibroso de Robe. Manish se excitó al verlo, él también lo estaba, acercó sus jugosos y marcados labios y le besó con fiereza, empujándole a la cama, poniéndose encima de él y subyugándolo a su cuerpo.

Seguían muy colocados, pero el sexo era duro, justo como a ella le gustaba. No le gustaban las medias tintas y precisamente ganas de ser mimosa a esas alturas de la noche como que no tenía. Por lo visto Helena compartía su opinión pues podían escucharse sus gemidos desde allí. Robe se dejaba hacer: se dejaba morder, se dejaba follar, se dejaba besar y arañar, se dejaba ordenar y admiraba su cuerpo, hechizado cuando la tenía encima y se deleitaba con él cuando la tenía debajo…

-¡Ey tios! Lo siento por interrumpir pero… -rieron Manu y Helna, los dos desnudos se acurrucaban en el marco de la puerta- ¿Tenéis condones?

Manish rió y se quitó a Robe de encima. Sí ahora sí que sí empezaba la fiesta. Miró a Helena, ya lo habían hecho otras veces, aquellos dos pobres diablos no sabían dónde se habían metido, estaban demasiado colocados, sí… ellas también, pero era distinto, estabas acostumbradas.

-Sí… claro que tengo ¿Por qué no vienes a por él? –rió mirándole a los ojos sin ningún tipo de reparo. Robe se tiraba en la cama mirando la escena.
-Si eso Manu… ¿Por qué no vienes a por él? –sonrió también. Helena se acercaba sigilosamente por detrás de Manu que, preso de la mirada felina de Manish fue a ella.

Este chaval también estaba fibroso, rubio y de pelo cortado a partes desiguales, con un pirsing en el labio y varios en la oreja, ojos castaños claros, se la quedó mirando. Ella sostenía el preservativo en una mano y lo alejaba de él cuando intentaba cogerlo, Manu reía y Robe se partía el culo detrás, Helena se encargó de silenciarlo.

-¿Lo quieres? –le preguntó Manish.
-Sí –le sostuvo la mirada.
-¿No me prefieres a mí? –Helena y Robe se liaban a sus espaldas.
-Nunca he hecho esto.
-Para todo hay una primera vez ¿Lo quieres o no?

La respuesta fue un fuerte beso en los labios que la tumbó de espaldas, el intercambio de parejas se hacía constante, en eso radicaba la diversión. Gemidos, sudor, semen y saliva, preservativos por el suelo y la ropa perdida… una sinfonía de caricias, muerdos, besos y penetraciones…

-¿Quién nos va a decir qué está bien o está mal, no Helena? –reía Manish en el hombro de su amiga.
-Desde luego esto… no puede estar mal –reía también Helena, acurrucada entre Manish y Robe, que ya había caído rendido del cansancio- es demasiado bueno para que sea algo malo.

viernes, 25 de marzo de 2011

Parte: VIII. "Lo elegí"


Habían pasado unos cuantos años, tampoco importaba cuantos, para ella el tiempo había dejado de tener importancia hacía mucho. Estaba en la consulta de su psicólogo, su madre le obligaba a ir después de todo lo que le había pasado. Al principio no le hacía mucha gracia, luego descubrió que las charlas con él eran verdaderamente interesantes e iban más allá de su “enfermedad” si es que se le podía llamar así, desde luego ella no lo creía pues, después de todo, lo había elegido.

No sabía si esa trascendencia aparente de las consultas era una mera treta del psicólogo para llegar hasta ella y ganarse su confianza o en verdad surgía así y no era nada preparado. Se inclinaba más por lo primero, pero prefería creer lo segundo, así al menos, se sentía menos estúpida:

-Muy bien… entonces dime ¿Por qué lo elegiste?

-No piense que soy de esas personas que lo hacen porque lo hacen los demás o por motivos tan fútiles como “querer divertirme” o “llamar la atención” es cierto que soy una jodida narcisista pero mi narcisismo no se proyecta en ese sentido.

-Me parece recordar que le psicólogo soy yo –rió.

-Bueno, siempre me ha apasionado mi mente ¿No? Creo que me considero lo suficientemente capacitada para hablar de ella con corrección.

-Lo hacías por eso… ¿Porque te asustaba tu mente?

-¿Me asusto de mí misma? Eso es absurdo querido “psicólogo” –dijo con retintín.

-¿Entonces?

-¿No es usted el psicólogo?

Esas “peleas” dialécticas le divertían sobremanera, en realidad era lo que le gustaba de venir al psicólogo. Él la seguía el juego, de un modo u otro también le divertía la agudeza y la rapidez de réplica que ella tenía y se entretenía así, jugando con ella a duelos dialécticos que, como este, no llevaban a ningún sitio; tan solo quizás a unas carcajadas o una lucha de miradas que siempre solía ganar ella.

-No lo hacía por temor a mi mente ni a mí misma, si algo he hecho en esta vida es intentar conocer cada entresijo de mi cerebro no… no es eso. Lo hacía por… ¿Evadirme? No… esa no es la palabra, lo hacía por la frustración sí… por eso lo hacía. La frustración que lleva a la evasión y luego a la decepción.
-¿Te arrepentías pues de hacerlo?

-¿Por qué debería de arrepentirme de hacer algo que, en todo momento, yo misma he elegido? Sería una tontería. No… no era eso lo que me decepcionaba.

-¿Qué te decepcionaba entonces Manish? ¿Qué te frustraba? ¿Qué te empujaba a esa huida?

-No he dicho huir, he dicho evadir, son cosas distintas. Yo no temía a nada por lo tanto no huía, solo me evadía de algo, un peligro, una situación.

-¿Qué peligro?

-La vida, el mundo.

-Perdona, pero no te entiendo.

-Tampoco esperaba que lo hiciera… y eso que es usted el psicólogo ¿No?

martes, 22 de marzo de 2011

Creemos ser


¿Somos lo que somos? ¿O sólo somos lo que creemos ser? una gran duda existencial de estas que, ahora que tengo tiempo, me rondan la mente. La ociosidad es el bien más preciado del pensador, le permite divagar sin límites y eso es lo que estoy haciendo con sumo gusto después de haber liberado mi cabeza de responsabilidades estudiantiles.

La historia... la historia es una sucesión de sucesos que sucedieron sucesivamente y que nosotros interpretamos según lo que éramos o creíamos ser... el ser es la esencia de la existencia, algo lógico pues existir es ser y ser es existir pero ¿Somos realmente? yo creo que más bien creemos ser.

Vivimos sujetos a unas normas que la mayoría cree conocer pero que realmente no conoce e, incluso, no entiende. También vivimos acorde a unas tradiciones que no compartimos o tampoco comprendemos, nos son indiferentes o, en última instancia, obedecemos. Estas tradiciones y normas a su vez influyen en nosotros indirectamente aunque no las conozcamos, no las sigamos, no las entendemos o no las respetemos ¿Por qué? porque nos hemos "criao" en ellas y, de una forma u otra, forman parte de nosotros, de lo que somos. Sin embargo esto no lo contamos cuando decimos lo que somos, principalmente porque uno nunca se describe como es... sino como cree ser. No sabemos cómo somos... o rara vez somos conscientes pues son muchos los factores que nos influyen y la mayoría nos pasan desapercibidos a nosotros mismos.

Es por esto que digo que creemos ser y mucho más en el mundo de hoy en día, preñado de información que nos permite contrastar otras culturas, otras formas de vida, ideas y que nos hace que ansiemos aún más escapar de nuestra realidad y renegar de ella en algunas ocasiones, para mí un error pues así estás renegando de ti mismo. El ambiente, queramos o no nos influye, lo intentemos evitar, huyamos o nos resignemos, el ambiente, la cultura, la gente que nos rodea... nos condiciona y nos forma, nos hace ser de un modo u otro.

Por eso la tendencia más "extendida" hoy en día es... "no, yo no creo en dios" "no, yo soy contraria al capitalismo, a mi no me afecta", "soy ecologista"... y similares. Pues no... eso es lo que crees ser, yo también me considero contraria al capitalismo, no creo en dios y bueno lo de ecologista... lo dejamos ahí, pero sé que realmente no lo soy ¿Por qué?

Porque por mucho que me harte de decir que reniego de la religión que me han impuesto de pequeña, los valores religiosos están en mi, me han educado en ellos y, muchas veces inconscientemente, sé que rigen mis actos; tengo empatía hacia los que creen, si realmente no creyera no la tendría y así con mil cosas más.

En lo del capitalismo, más de lo mismo. Sí no me gusta consumir por consumir pero sé que en algunas cosas lo hago, sé que la publicidad me influye, sé que me importa el dinero, sé que acabaré entrando en esa sociedad por mucho que ahora me niegue a ello... lo sé.

¿Por qué? porque me guste o no todo ello forma parte de mi, sino lo hubiera conocido no sería así pero eso es cosa distinta, pues habría conocido entonces otras cosas y ahora esas me influirían. Cada persona es distinta, a cada persona le afecta de manera desigual lo que le rodea, unas se impregnan de arriba a abajo como se impregna la abeja que va a por polen; otras sin embargo guardan las distancias; otras huyen e intentan alejarse y creen conseguirlo y otras, como yo huyen, corren... pero saben que están atadas a esa realidad, estoy atada a mí misma, ¡No puedo huir de mi misma!

Tenemos que aceptar lo que somos. No somos altruistas por mucho que lo digamos ni somos solidarios ni ecologistas ni justos ni libres; tampoco "pasamos de todo" aunque tampoco nos implicamos, no somos autosuficientes ni tenemos un código moral personal... solo creemos tenerlo. Algunos se lo creen más otros se lo creen menos; unos logran en verdad mantenerse al margen de algunas influencias otros no y los que lo hacen desde luego no es para siempre... llega un momento en el que te cansas de luchar, a mí ese momento me ha llegado, no quiero luchar más contra mí misma, soy lo que soy, otra cosa es... lo que crea ser o lo que me gustaría ser.

De momento seguiré creyendo, es menos frustrante, al menos mientras aún me quede juventud, ideales que defender y causas perdidas por las que luchar. Luego será otra cosa, los desengaños de la vida, la inutilidad de los ideales que son solo eso, ideas... me conducirán inexorablemente a mí misma, al centro de mi ser en un viaje arduo, largo, fatigoso y horrible... sí supongo que entonces no me quedarán más cojones que entrar en el dichoso embudo y ser lo que soy ¿O lo que se espera de mi? ¿Lo que yo espero de mí? eso queridos drugos... es otro cantar que aún no estoy preparada para afrontar.

Parte: VII. El grupo


-¿Dónde te metiste ayer? Te estuvimos llamando toda la tarde, fuimos a eso que llamas piso y no estabas…
-¿Qué pasa? ¿Ahora tú también vas a ser mi padre? Ya tengo suficiente con uno… ¡Gracias!

-Los que se supone que debemos estar ofendidos sumamente somos nosotros, te lo recuerdo.
-Guárdate tu sarcasmo, coge la puta guitarra y comienza a tocar que es para lo único que vales… papi.
.
Al final ambos acabaron sonriendo. Siempre era así, estaban acostumbrados después de todo a que acudiera cuando le daba la gana, faltara cuando mejor le convenía o convocara reuniones del todo inesperadas. Mientras que el grupo funcionara, la verdad es que les daba un poco igual tanta informalidad, pero bueno habían nacido para protestar y eso hacían… continuamente.

El del sarcasmo era el guitarra del grupo, Irún, caracterizado por su humor agrio y su ironía, ambos de nacimiento, por su hiperactividad y por su positivismo estoico. También era heavy o eso decía, porque en realidad era una mezcla extraña que tampoco importa demasiado, era atractivo, bueno en la cama y se colocaba demasiado deprisa, tocaba como los ángeles (la guitarra y otras cosas menos ortodoxas). Era otra de sus conquistas, esas que tenía repartidas por la ciudad como casitas del monopoli ¡Ah! Y no… no es el chaval del principio de esta mierda de texto, ¡Más quisiera Irún! Demasiado simple para la complejidad de el primer “él”. ¡Oh! Hablando del rey de Roma…

-¿Aún no habéis empezado?
-Tu novia acaba de llegar
-¡No es mi novia!
-¡Pasa de él Ades! Es un gilipollas integral…
-No la hagas caso tío… que lo único que tienes que pasarme es la litrona esa que tienes al lado –rió el chaval enchufando la guitarra al amplificador.
-Una ostia es lo que te voy a pasar –replicó cogiendo la litrona y dándole un buen viaje.
-¡No por Satán! Que soy anticristo.

Todos rieron, siempre, bueno mejor dicho casi siempre era así. Ades los venía a ver de vez en cuando, le ponía ver actuar a Manish, verdaderamente se trasformaba y sí… Irún era un gilipollas integral, pero un buen tío, su mejor amigo… ¡Pero no os escandalicéis! Ya os he dicho que esto no es una relación de amor, aquí todo es políticamente incorrecto, después de todo refugiarse en el sexo, las drogas y el rock and roll es lo que tiene. Era su válvula de escape, su escaparate, su disfraz… idealismos y vicios al extremo, lo típico ¡Por Satán! ¡Odiaba lo típico!

Su grupo tenía un estilo extraño, tocaban Glam metal, las letras eran estilo grunge y ellos una mezcla de todo un poco. Ella tenía su estilo propio, Karlos jugaba con el rollo andrógeno (era la guitarra rítmica) Ángel, el bajista, también era muy heavy aunque no vestía tan extremo como Irún y por último, el batería, Fede, era punky. Pero estas discrepancias estilísticas no se reflejaban en su música, porque en realidad no era “su” música, más bien ellos eran de la música.

En cada letra intentaba reflejar todo lo que la carcomía por dentro cual gusano a una manzana sana, solo que ella siempre había estado podrida. En cada acorde intentaba dejar latente su estilo de vida: sin límite, intenso y sin pausa. La batería era constante, abrumadora… como sus dudas existenciales, siempre de trasfondo y el bajo, el bajo tan solo llevaba la cuenta de sus constantes vitales, como una cuenta atrás en un final no muy lejano, tampoco agobiantemente cercano; el bajo era como un reloj, solo te dabas cuenta del tic-tac cuando era verdaderamente importante.

Así funcionaban, se complementaban muy bien, discutían mucho, sí pero no por la música, sino por el estrés de los conciertos, los plantones en los ensayos o la informalidad de los componentes. “Trabajar” con almas libres es lo que tiene… no se puede pretender atarlas a un horario ni a una rutina porque te mandan a la mierda. Fijaos que he puesto trabajar entre comillas; para ellos aquel proyecto no era trabajar, a pesar de que algunos reducían su día a día al grupo, aquel proyecto era sobre todo vivir, destacar, triunfar… aquel proyecto los sacaba de su miseria personal, de un modo u otro los aislaba de sí mismos por unos instantes, aquellos que invertían en que las gente los entendiera pero que la gente desperdiciaba, estaba claro que no hablaban el mismo idioma.

Como dice Kant el ser humano es insociablemente sociable o sociablemente insociable, ellos eran lo uno y lo otro, más lo primero que lo segundo sin dejar de ser lo segundo menos importante que lo primero.

lunes, 21 de marzo de 2011

Parte: VI. Habitáculo donde componer


Estaba en tutoría, era a lo único para lo que tenía que acudir a la universidad pues estaba haciendo la carrera a distancia cosa que, obviamente, sus padres ignoraban. La distancia era relativa, si se tiene en cuenta que vivía a escaso medio kilómetro del complejo universitario, un capricho que se había dado, así tenía más tiempo para sí misma y para el grupo y así además no tenía por qué soportar a todos los futuros eruditos de filología hispánica que no tenían idea alguna ni de filología ni de Hispania.

Había madrugado, también relativamente, porque la noche anterior trasnochó… y no… no estuvo bebiendo ni haciendo de las suyas con su querido amigo, tan solo estuvo escuchando buena música hasta las tantas de la madrugada, extasiada por las notas y la droga y componiendo… componiendo sin parar, se sentía inspirada. Cinderella, Motley Crüe, Skid Row, Poison… sí… ellos la inspiraban últimamente (bueno y en realidad siempre) con sus canciones melódicas y artísticamente insuperables, con su estilo ochentero de Glam Metal y Hard Rock.

Estaba en su habitación, que era cuanto menos extraña. A ella le agobiaban sobremanera los espacios reducidos, no es que fuera claustrofóbica (ya lo que le faltaba) sino que, simplemente, necesitaba un espacio vital determinado. Por eso decidió trasladar su habitación al espacio reservado para el salón y éste traspasarlo a su habitación. Después de todo, era lo más lógico si tenemos en cuenta que, la mayoría de los adolescentes, pasan más tiempo en su habitación que en el resto de dependencias de la casa, es una tontería pues que este espacio de suma importancia se vea reducido a favor de otro que, por estadística pura, se transita en menor medida… aún viviendo sola.

Así pues ya nos podemos hacer una idea del cubículo que es su espacio personal. Dicen que las habitaciones de cada persona muestran en gran medida su personalidad, su gruta no iba a ser menos. Las paredes son malvas claritas y el techo negro con las constelaciones dibujadas. Los muebles son minimalistas, rectos y sobrios: acero, madera negra y blanca. Una cama de matrimonio redonda dominaba la habitación (costaba acostumbrarse a dormir en ella sí), la colcha era de un lila oscuro, a juego con las cortinas, los cojines eran negros y suaves. Dos mesillas atestadas de cosas y una lámpara de estas de lava para relajarse color roja, (para que destaque) a ambos lados de tan peculiar sitio donde dormitar.
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Una pared estaba dominada por un armario enorme de tres puertas, una de ellas doble. Su interior estaba atestado de ropa, complementos, zapatillas… el escritorio ocupa la otra pared y estaba abarrotado de más objetos de toda índole desde un grindel, hasta sus apuntes de literatura moderna, pasando por su portátil, monedas sueltas, los cascos del móvil, bolígrafos (la mayoría como es lógico estaban gastados, siempre lo están) cuadernos de canciones, borradores, libros apilados, pulseras… y, por fin, la última pared, justo la que está delante de la cama, toda ella forrada de un enorme espejo que refleja directamente la cama y que hace que la habitación parezca aún más enorme.

El amplificador estaba en el medio de la habitación casi, con la guitarra siempre enchufada y el micrófono. Las alfombras del suelo, al pie de la cama, son negras, odiaba pisar el frío suelo cuando se despertaba, era muy desagradable. Los cajones estaban atestados de papeles, púas y ropa interior, así como preservativos, pirsings y demás objetos.

Ese era su habitáculo, donde hacía la mayor parte de su vida, el resto se repartía entre el baño y la cocina (por estricto orden). Y lo dicho, allí estaba ella, tumbada en su cama redonda con un cuaderno de papel reciclado y un bolígrafo, con el cenicero en el suelo, fumándose un canuto y componiendo mientras en su estéreo sonaba una lista aleatoria del Glam Metal que tanto le agradaba. Los buffles estaban repartidos por toda la habitación, algo imprescindible para que el sonido se repartiera bien y se pudiesen escuchar tales temas míticos sin estropearlos acústicamente. Así eran gran parte de sus días, cuando no estaba en su mundo estaba componiendo, cuando no, simplemente escuchando música o estudiando y el resto del tiempo en el local de ensayo, en casa de su querido amigo o sus amantes o de fiesta.

Pensó en esos grupos, tan andrógenos, tan de aquella época, con tanta personalidad, estilo y pureza, tanta fiereza y autenticidad. Los grupos de ahora no eran así, los grupos de ahora eran una auténtica mierda.

-¿Por qué no habré nacido yo en esa época? –se preguntó, de estas preguntas que se hace uno cuando va ciego y le invade la nostalgia.

Cogió la guitarra y tocó unos acordes, la nostalgia al menos proporcionaba inspiración, no solo tristeza; esa noche saldría algo bueno de aquellas cuerdas, aunque solo fuese por rendir tributo a aquellos grupos que tanto admiraba y que el tiempo le arrebataba con insaciable crueldad, aunque solo fuese por querer resucitar ese espíritu durante un instante.

Dime que...


Dime que no ha sido un sueño,
dime que ha sido cierto,
dime que no ha sido solo un viento
de este vendaval que me arrasa por dentro;
dime que no ha sido solo arena,
de este desierto de fuego...

Dime que fue tan real
como la inmensidad del mar,
dime que tu también te sentiste tan libre
que casi echastes a volar,
como esos pájaros que por la mañana...
no dejan de piar,
dime que tú como ellos volverás,
dime que tu de mis brazos no migrarás
otra vez más...

domingo, 20 de marzo de 2011

El juego del destino


La vida da muchas vueltas y la mía últimamente parece una montaña rusa, una ruleta de la suerte o un juego de azar de un todo o nada constante. Hay veces en las que pierdo las fuerzas y me pregunto por qué no serán las cosas más sencillas, por qué todo es tan complicado cuando podría ser tan sumamente simple.

Me he dado cuenta de que quizás sea así porque es más entretenido ¿No? es una opción como otra cualquiera. El destino me demuestra una y otra vez que eres tú la persona que siempre busqué y me separa de ti a capricho, para luego volverme a juntarnos en un frenesí de besos apresurados, ansiosos y tiernos, en un sin fin de caricias que se suceden con premura una tras otra tratando de dar la bienvenida de nuevo a cada rincón de tu cuerpo.

Pero me paralicé, me paralicé y no sabía reaccionar... pues pensé que esta vez el destino se había cansado de jugar con nosotros, no esperé que volviera a juntarnos... tenía la esperanza pero no la certeza y fue bonito, sí fue bonito descubrir que al menos por ahora no se ha cansado de su irritante juego... porque eso significa que seguiré dándote la bienvenida una y otra y otra vez más... hasta que ya no tenga que dártela, no porque el destino se canse de nosotros, sino porque tú quieras quedarte y no volver a marcharte nunca más...

Sólo buscaba belleza...


¿Por qué es todo tan difícil? yo solo buscaba belleza... ¿Qué culpa tengo yo de que se haya colado el amor en medio?

Yo sólo quería encontrarme y me he perdido aún más en mi misma, solo buscaba algo bello de vivir y el amor se ha encargado de joderlo todo... perdóname por quererte... fue el amor que se metió de por medio, juro que yo no le di permiso.

Es un caradura, un rebelde y no se rinde, en eso nos parecemos, en eso y en luchar por cosas que están perdidas... como esa belleza que yo amaba desde el principio... pero bueno, supongo que todo lo que se puede perder ya se ha perdido ¿No? como se pierde la belleza con la edad... ahora solo queda recordar, mirando fotos antiguas, esas que aún encierran nuestra belleza, aunque nosotros ya estemos marchitos.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Eufemismos


Eufemismos... oh sí... los eufemismos... son un gran invento, uno de los mejores sin duda. Te sirven para ser sutil, para dar rodeos innecesarios y así mantener la intriga, para evitar el embarazo de ciertas situaciones, para ser aún más hipócrita o, incluso me atrevería a decir que te ayudan a mentir pues quién no ha dicho alguna vez... "tengo ganas de verte" cuando lo que realmente se quiere decir es "tengo ganas de follarte" o quién no ha dicho alguna vez: "te tengo un cariño especial" para evitar decir "no te quiero".

Los eufemismos están a la orden del día, en cada esquina, palabras veladas que guardan nuestros verdaderos pensamientos, esos tan políticamente incorrectos, embarazosos o ciertos y que, solo por ello, deben de ser ocultados o maquillados. "¿Qué nota he sacado?"... "has hecho un buen examen", uno de tantos ejemplos o... "¿Te ha caido bien fulanita?"... "sí, me ha parecido muy guapa", forma sutil de decir que la envidias por la belleza y por eso ya te cae "menos bien" de lo que te podría caer si no fuera tan agraciada.

En fin... lo dicho, la vida está plagada de eufemismos, la vida misma es un eufemismo, una palabra tan armónica, corta, bonita, simple... para dar significado a algo tan caótico, tan insuficiente, tan difícil como es la vida... pero la vida sin eufemismos, la vida de verdad, sin maquillaje.

domingo, 13 de marzo de 2011

Frase: Guerra Civil


Hay algo peor que una guerra y ese algo es una guerra civil, donde los hermanos se matan porque sus pensamientos dejaron de entenderse a pesar de que hablaban en la misma lengua y venían del mismo vientre...

viernes, 11 de marzo de 2011

Una piedra arrojada al océano


Ojala pudiera dejar de existir aunque fuera solo un instante. Que mi mente se liberara y no pensar en nada durante un segundo, me conformo con un segundo.
Ni problemas ni exámenes ni preguntas sin respuestas ni sinsentidos ni responsabilidades ni deberes ni dudas ni proyectos ni deseos, sueños o derivados...
No quiero pensar en nada... ni siquiera en mí y mucho menos en los demás. No quiero tener nada en la cabeza, solo un agradable, placentero y necesario vacío...

Hay veces que verdaderamente envidio a todas esas personas que solo tienen cosas insustanciales en la cabeza, "¿Qué me pongo hoy?; ¿Iré guapa?"; "¿Esa me habrá mirado?"; "a ver si me voy ya a casa..."; "¡Buah! hoy no tengo ganas de nada solo de dormir";" que le peten a las clases yo me piro"; "fulanito no me quiere"; "fulanita no me habla"; "odio a mis padres"; "haber si es ya sábado..."

Ojala y lo digo de verdad, tuviera una mente insustancial, tendría menos preocupaciones, menos enfados, menos estrés, menos desilusiones y sobre todo menos decepción. Con todo y con todos... y no por el mundo, no me va el rollo mártir, sino por mí... que estoy tardando demasiado en saber quién soy, dónde debo estar, qué debo hacer o con quién, cómo... y si realmente quiero todo eso...


Sí de nuevo ando perdida por el mundo, vagabunda de sinsentidos, de nuevo me he perdido en mí misma y cada vez me cuesta más salir de este laberinto, pues cada vez tengo menos motivaciones para hacerlo.

Quiero ser una piedra olvidada y pequeñita arrojada al inmenso océano y con suerte precipitarme por una fosa abisal, allí donde ningún humano pueda llegar... porque está oscuro y muy profundo, porque es desconocido y le tiene miedo. Así nadie me rescataría de mi placentera soledad... aunque, pensándolo bien, tampoco sé quién querría hacerlo...


miércoles, 9 de marzo de 2011

Solo un puñado de palabras


Coleccionista de negativas,
atesoro las estrellas que te bajé
y los versos que te dediqué
como luces y puñales de papel.

La luna no fue suficiente
y el sol me quemó con sus rallos ardientes;
esos tan bellos
que por la noche me besaban con cariño,
y me dejaban su simiente
al borde del delirio indecente.
Quizás te enamorases de sus caricias etéreas
esas que robaban tu piel;
a hurtadillas por la ventana
y hacia tu cama;
Siempre estuve celosa de ella,
no me equivocaba,
pues ella te tocaba
mientras yo tan solo soñaba.

Las palabras
al fin y al cabo son sólo palabras,
da igual que sean como dagas
o sutiles estampas
de perfección y alma...
las palabras son sólo palabras
que se disuelven en el aire
como la sal en el agua.

No es suficiente un mundo entero
ni un cuerpo ardiente
ni un beso efímero
ni un sueño íntimo.
No son suficientes un puñado de palabras
ni un vómito de incoherencias
déjaron de ser suficientes...
en cuanto dictactes sentencia.


martes, 8 de marzo de 2011

Aguijoneada por el mundo


Ando cual autómata
sin rumbo fijo
en los límites de la incoherencia
y el desenfreno sin referencia.

El alcohol nubla mi vista,
como un velo grandioso
que me impide ver este mundo odioso.
La droga canaliza en mis pulmones
la ira de todos los aguijones,
que abejas asesinas
me clavaron.
Intenciones homicidas,
los animales ultrajaron mi mente impía.

No tener consuelo,
por no creer en nada.
Dios, inmortalidad, ¿Alma?
Cada vez más dudoso y escéptico
es mi mundo,
anoréxico, esquelético,
paralizado, sin intención de movimiento.

Las certezas se desploman
como se caen las hojas.
Desnudado el árbol
por un cruel viento huracanado,
en su intimidad natural violado,
como me viola a mí todo lo mundano...

Pilares frágiles de una catedral,
sus muros de cristal,
sus torres dan al mar...
la decepción se tira al vacío,
emigra en lo onírico,
y vuelve con el estío.

Subconsciente calorífico
que calienta a alimañas en su orificio.
Ójala pudiera cerrarlo con cemento,
ójala pudiera cubrirlo con excrementos,
quemarlo con queroseno,
ójala pudiera sepultarlo
con los cadáveres de miles de mis muertos.
Profanos pensamientos
y sinsentidos mal expuestos.

lunes, 7 de marzo de 2011

18 and life!! =)


"La juventud tiene que pasar, ah, sí. Pero en cierto modo ser jóven es como ser un animal. No, no es tanto ser un animal sino uno de esos muñecos malencosos (pequeños) que venden en las calles, pequeños chelovecos (individuos) de hojalata con un resorte dentro y una llave para darles cuerda fuera, y les das cuerda grrr grrr grrr y ellos itean (van) como si caminaran , oh hermanos míos. Pero itean (andan) en línea recta y tropiezan contra las cosas bang bang y no pueden evitar hacer lo que hacen. Ser joven es como ser una de esas malencas (pequeñas) máquinas"

__________________________ANTHONY BURGESS ("La naranja mecánica").

Quizás sea como dice mi malenco drugo (amigo) Alex y la juventud sea algo realmente joroschó (bueno) en la chisna (vida), joroschó pero pasajero. La juventud es algo que pasa scorro (rápido) y, cuando te quieres dar cuenta, ya eres o vas camino de ser una auténtica starria filosa (vieja mujer). Dejaré de hablar en lenguaje nadsat (adolescente) que, al fin y al cabo hoy día 7 de marzo del 2011, ya he dejado de ser nadsat y se supone que soy adulta o, al menos, legalmente.

Yo me siento igual y eso que hoy, mirándome al espejo, me he concentrado en buscar alguna arruga o mancha en la piel o alguna cana, pero no, todo sigue igual. De momento tampoco me he emancipado por lo que las cosas seguirán igual que siempre, todos nosotros hemos oído decir alguna vez... "si estás bajo mi techo, harás lo que yo diga" en fin... presumimos de ser libres sin ser nosotros nada de eso.

Lo dicho, ahora se supone que soy adulta, sin embargo mi mente sigue igual de confundida y adoloescentemente adormilada en los placeres de la vida, ójala tarde en despertar, pues es verdaderamenes joroschó. La única ventaja que veo inmediata a mi mayoría de edad es que por fin podré entrar en todos los locales pero... ¿De qué me sirve? a los locales que yo quiero entrar siempre he entrado de igual manera, las pintas por delante, el heavy por detrás y lo tenías todo hecho. El problema viene cuando quiero entrar en esos antros de mala muerte de ruido electrónico y letras obscenas y sexistas, todo sea por el bien de la amistad, Satán lo sabe. Espero que aún con la mayoría de edad no me dejen entran, así podré librarme de esa música infernal con alguna excusa ;)
Otra utilidad que le veo a esto de hacerme mayor es que se supone que se me tomará más en cuenta, al menos en lo que se refiere a política, ¡POR FIN PODRÉ PONER EN UNA PAPELETA "MALDITOS HIJOS DE PUTA!" jajaja otra ventaja de tener esto de los 18 años es que por fin me podré hacer mi tatuaje.

Pero todo eso es insustancial pues mañana, cuando vuelva a mi ciudad, todo será igual que cuando era una nadsat. La gente me dará besos y abrazos, cosas que odio y me felicitará y toda esa cala (mierda), así de dura es la vida adulta, supongo. Además incurriré en delitos o, mejor dicho, seguiré incurriendo en delitos solo que ahora con la emoción de si iré a la cárcel o no ;). Pero sí, se puede decir que, a pesar o a favor de todo esto, yo, Gala Sánchez Montero, daría al botón pause de mi vida y la congelaría en este fotograma pues, a los 18 años, no eres lo suficientemente adulta (o mejor dicho, no te consideran) como para tomar decisiones importantes y tampoco eres tan pequeña como para que te traten como un bebé entre algodones. Estás en esa etapa de la vida en la que aún eres adolescente pero... puedes jugar a ser adulta, algo realmente joroschó mis malencos drugos. ;)

viernes, 4 de marzo de 2011

Sentidos reprimidos


Es como tratar de explicar lo inefable,
intenciones descafeinadas
y palabras más que palabras,
sutilezas guardadas
como dagas
debajo de una almohada.

El suelo polvoriento mancha mis pies,
los gusanos
se adueñan de mis órganos,
los versos se pierden en el infinito
ese que un día.. incluso me pareció bonito.

Es placer, es sudor,
es tu sonrisa en el colchón
y tu olor...
es tu tacto y tu sabor
son los cinco sentidos masturbados
hasta sentir dolor...
el dolor de agujas sangrando mis ojos;
de maderas puntiagudas
bajo las uñas;
el escozor del fuego
en el estrecho canal de una vena;
es el amor,
es la esencia...
de la decadencia.

Violada y ultrajada
por un sentimiento que es como fantasma:
se adueña de tu alma
la suelta en el limbo,
ni cielo ni erebo,
no tiene sitio...
desterrado,
y en mi cuerpo alojado.

Torturado y masacrado
es mi corazón ajado,
son mis besos no dados;
la mirada muerta
que no mira,
porque no se atreve a volver a estar viva...
es la piel que esquiva
porque la suavidad... la excita;
es la pupila que se dilata
porque el rojo de la sangre la exalta;
es la nariz que esnifa,
es el tacto
que se quema las llemas,
son los sentidos que follan a su manera.