jueves, 29 de enero de 2015

La prosa y la poesía



Disparó al vacío y sólo encontró el eco del silencio. Palabras mil y una veces repetidas que morirían con ella, que se esfumarían y que nadie recogería porque son inútiles. O al menos eso pensaba ese día. Tenía otra clase de palabras más grandilocuentes, pero que le hacían parecer enana. Se decidió por ellas. Una mujer bella nunca fue fácil de conquistar, y, reconozcámoslo, limpiar los sesos de la pared no era algo que quisiera legar a los suyos. Aún así, esa imagen vagó durante unos instantes por su mente, en cierta manera la veía como la expresión más brutal de la poesía... 
"Siempre he sido de novelas", se dijo, y así fue cómo la prosa de la vida la salvó de convertirse en arte.