jueves, 29 de septiembre de 2011

Frágil como el papel de fumar.


Escribir que su cuerpo es un templo, escribir versos y más versos y más versos... mis labios rajados están secos, deshidratados, desnutridos, podridos. Solo escribo de muertos, vómito y excremento y, lo peor de todo, es que me parece bello, me parece lo más bello.

Sin embargo... añoro comparar sus ojos con un espejo, con el color de la hoja caída en otoño; añoro evocar su olor a primavera cuando intento adjetivarlo de cualquier manera, apresurada, rauda... no queriendo perder el hilo de las sensaciones.

Sensaciones... sí... esas tan frágiles que bajo el peso del tiempo y el desuso se quebrantan, se desmigajan, se evaporan. Y la textura... el sabor de algodón de azúcar... azufre, pólvora, serrín, alcohol barato.

En un bote con vinagre intento meter todo aquello que mi memoria atesora como esas antiguas joyas de valor incalculable... sin embargo, ese tiempo relativo que tanto avalo es ahora un tiempo tangible que corroe mi cerebro, sus pliegues y sus defectos.

Recuerdo... recuerdo que su lengua era dulce y que, cuando recorría mi cuerpo, me hacía cosquillas. Ahora recuerdo... ¿Ahora recuerdo?


sábado, 24 de septiembre de 2011

Vacío


La niebla entra en mi habitación por la ventana, esa ventana de cuyos cristales se apoderó el polvo y la escarcha. La niebla, sigilosa, se adueña del habitáculo... no tengo miedo de que sea Drácula.

Perlas de agua impactan contra mi rostro, la temperatura desciende, el frío es agradable. El corazón ha parado de combatir con la vida, ahora descansa... aunque está triste y vacío. Las lágrimas no acuden a mis ojos abrasados o, si lo hacen, no llegan a precipitarse... temerosas de estampar contra el suelo o, en su defecto, la almohada.

Abrazo mi cuerpo, ese cuerpo mutilado, ajado, anciano de recuerdos... y aún siento la calidez pese a que cada vez más rápido se esfuerza por salir de mis venas. Este vacío es tan extraño... un pozo de negrura, una blanca luminosidad, una nada horrible que desasosiega, que perturba... palabras esquizofrénicas vuelan de mis labios para perderse en la brisa fresca de la noche y paran el tiempo, con susurros alargados, con susurros interminables de incoherencias terribles y abominables.


Una enfermedad de sosiego e imperturbabilidad se apodera de mi cuerpo como un cáncer y no logro acostumbrarme a su poderío rampante, a su fuerza indomable. La calidez de los sentimientos abandona este cuerpo abyecto para alimentar al fuego del erebo...


Tomaré por amante a esa palabra largo tiempo olvidada y los muertos, en el día de los difuntos, peregrinarán... para luego volver a sus tumbas de cristal opaco y tierra preñada de gusanos.


viernes, 23 de septiembre de 2011

Ataraxia...


El olor de las flores embota mi nariz, es dulzón, penetrante, rico en texturas... quizás mi alma esté muerta o tal vez tan solo deprimida, juro que no le di Valium para dormir pero parece que no despierta, quizás esté en coma. Aún así puede sentir coletazos de eso que llaman vida.

Soy la rabia, soy la ira... y no soy capaz de decir que te odio pues requiere demasiado esfuerzo. Mi alma aletargada no está para grandes sobresaltos, para grandes acciones... diminuta, enana, replegada en su cobijo de oscuridad y ataraxia es acunada por la nada.

El otro día masturbé mi mente, anteriormente lo hice con mi cuerpo y logré esfumarme, como el humo de mis pensamientos, de esta realidad tan burda, tan material, tan... disipada. La falta de alicientes hace supurar de inactividad mis sentidos y... lo que parecer ser bello, aún no soy capaz de expresarlo, aún no soy capaz de sentirlo.

Quizás... quizás me hayan rebanado los nervios con pequeñas tijeras, diminutas y puntiagudas o tal vez los hayan quemado con una cerilla de llama titilante. Ni las torturas de la Inquisición eran tan efectivas... me pregunto si han logrado vender mis nervios en el mercado negro... así otra persona podría sentir lo que yo no siento, así otra persona disfrutaría de ellos.

Anoche... creo que las sombras de mi habitación me acariciaron la piel, creo que me olieron el pelo, creo que me dijeron que olía bien. Intenté ponerlas rostros, pero mi imaginación estaba ofuscada, delirante...

Recuerdo... recuerdo que pensé si... si alguna de esas sombras era la de mi sueño ¿O era una pesadilla? recuerdo que me pregunté si alguna de ellas llevaba esa rosa negra que me pinchó los dedos en el onírico escenario, apocalíptico, irascible, decadente... recuerdo que me lo pregunté, pero no recuerdo si logré contestar a la pregunta, mi mente estaba demasiado excitada, las caricias... eran profundas.

martes, 20 de septiembre de 2011

Luna


La noche era cálida, el cielo estaba preñado de estrellas y la luna brillaba, en su perfecta redondez con una luz mortecina, decadente, fría, trémula.

La realidad, tan confusa e irónica, establecía un paralelismo inquietante entre aquel pequeño satélite y su diminuta alma. La blancura, la pureza, la textura aparentemente uniforme y suave contrastaba con la tumultuosa y oscura entidad que, supuestamente, habitaba en su cuerpo... pero, a la vez se asemejaba, se asemejaba por lo de mortecina y decadente.

La contempló, preguntándose qué de cosas habrían visto sus ojos muertos, qué de palabras perdidas habían recogido sus sordos oídos y... aquella situación le recordó unos versos que le encantaban y que siempre la habían identificado, los recitó en un susurro sin darse cuenta, apenas un murmullo:


Mi vida es un erial:
flor que toco se deshoja;
que en mi camino fatal,
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja.



Extasiada, intentó identificar las constelaciones, pero se perdió entre tantas estrellas, ni la Polar la ayudó a encontrarse. El camino de leche no la condujo a ningún lado y Marte en absoluto le pareció el dios de la guerra. Se sintió más pequeña de lo que ya era y su mente se evaporó al instante junto con sus ideas.


Sus sinsentidos, su sinrazón, sus recuerdos y añoranzas sus no sentimientos y aquellos que aún pesaban demasiado no se perdieron... no fueron absorbidos irremediablemente por algún piadoso agujero negro...


Decidió ponerse de nuevo la máscara, la máscara de superficialidad, la máscara de la mentira, una mentira burda... esa mentira burda que todo el mundo creía. Se metió en su papel, se fundió con su personaje y le pidió a la luna que la miraba descarada que guardase su secreto, que olvidase sus lágrimas y su desvelo, le pidió a la luna que su trémula luz ocultara sus pasos, sus mentiras y sus fracasos...


Pero la luna no accedió... y le tuvo que prometer el sol.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Pájaros de papel



Estrello el whisky en la pared,
reduzco el mundo a pájaros de papel,
los colores me los imaginaré.


La vorágine de alcohol
me transporta
a una realidad,
que ya se queda corta...
caminos explorados,
drogas de diseño barato.


Me acaricio,
con manos de acero valyrio,
mil veces plegado,
mil veces sobre sí mismo.


Los pajarillos vuelan,
el papel se desintegra
y solo quedan letras,
que carecen de ojos pa que las lean.

sábado, 17 de septiembre de 2011

L'amour



L'amour...
es como un infecto insecto
que penetra en tu cabeza;
Un parásito asqueroso.
es como la maleza...
que trepa y trepa,
se extiende y asfixia,
enterrándote viva.


L'amour...
es como un animal,
que aún está por domar:
Te araña, te muerde;
cuando le das de comer
se abalanza,
te tumba y te machaca.
Se hace fuerte.


L'amour...
es un mar bravío,
un mar letal, un mar impío.
Un mar que te empuja
con una fuerza colosal,
de constancia brutal.
Por mas que intentes nadar,
no volverás a respirar.



L'amour...
que es como el fuego,
abrasa, aún no estando dentro...
el amor...
que tortura tus sentidos,
con agujas, con bisturís,
con aceros al rojo vivo.


L'amour...
que es como un desconocido,
te suena su cara,
pero no sabes si lo habías visto.


jueves, 15 de septiembre de 2011

Nihil


Los miro pasar y no puedo evitar preguntarme en qué piensan, qué piensan sus cabezas, qué sienten. El nihilismo anula mi mente, la sangra, la anestesia... pero ellos, ellos aún son capaces de creer en algo, lo que sea...

Los envidio. Quizás crean en un dios, cualquiera de todos los que hay; tal vez crean en el comunismo o en el capitalismo; en la monarquía o la república; en la ciencia y su progreso; a lo mejor creen en el amor, en la amistad; quizás sean racionalistas o tal vez hedonistas...

Yo vivo en mi eterno hastío, en mi constante apatía, tedio... buscando algo en lo que creer como ellos y no sentirme así tan vacía para abandonar por fin este estado de ataraxia mental que me abruma con su peso, con su opaca sustancia conformada en la nada.

Cuando el cielo, plomizo como una losa, oprime
El gemebundo espíritu, presa de hastío inmenso,
Y abarcando la curva total del horizonte
Nos vuelca un día oscuro más triste que las noches;

Cuando en fría mazmorra la tierra se convierte,
Y la esperanza como un siniestro murciélago
Va rozando los muros con sus tímidas alas,
Golpeándose la testa en los techos podridos;

Cuando la lluvia extiende sus inmensos regueros
Que imitan los barrotes de una vasta prisión,
Y todo un pueblo mudo de asquerosas arañas
Del cerebro en el fondo sus hilos va tejiendo,

Hay campanas que saltan, de repente, furiosas
Y hacia el cielo levantan un horrible alarido,
Cual si fuesen espíritus errantes y sin patria
Que a gemir se entregaran inacabablamente.

Y fúnebres carrozas, sin tambores ni música,
Cruzan con paso lento por mi alma; la Esperanza,
Derrotada, solloza, y la Angustia, despótica,
En mi cráneo vencido iza su negra enseña.


________________________Charles Baudelaire (Las flores del mal)

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Soledades



La calidez la encierran unos brazos y esos brazos no necesariamente tienen que estar impregnados de amor, de sucio amor, de despreciable amor... meras connotaciones que damos a las cosas para sentirnos más seguros y menos solos ¿Por qué dos almas solitarias tienen que poner un nombre distinto a su soledad compartida?


Quizás, como alguien me dijo, odio tanto el amor porque no lo he conocido, solo lo he creído conocer... quizás aún no haya sentido verdadero amor por alguien y por eso no aprecio su belleza, tan solo sus inconvenientes pero, hasta que alguien me lo haga sentir... ¿Por qué he de escudarme mientras tanto en una mentira? ¿Por qué no simplemente puedo vivir en armonía con mi cuerpo y mi alma? no entiendo por qué la gente le busca un trasfondo a todo, con lo simples que son las cosas y lo complicadas que las hacen.


Odio los abrazos, pero cuando quiero uno lo pido, el cariño no está reñido con el desprendimiento ni el calor con la soledad... quizás ello lleve a la armonía, quizás así sea más feliz que con un sentimiento de por medio, porque así las cosas funcionan bien, son simples y llanas, no hay dolor, no hay necesidad, no hay nada... solo lo que tu quieras dar y lo que tú estés dispuesto a recibir.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Por fin veo los colores de las flores


Por fin siento que me he liberado de esa telaraña pegajosa, azucarada, liviana que me retenía, que coaccionaba mis pensamientos, que dirigía mis palabras, mis actos, que me limitaba de tal manera que las alas parecían estar amputadas. Esas feas alas membranosas, traslúcidas, frágiles que llevaba a la espalda, muñones ensangrentados carentes de plumas, que ahora se despliegan en todo su esplendor con sus escamas color negro y sus músculos atrofiados llenos de energía y calor.

La sangre circula por mi cuerpo, incluso por el corazón, ese corazón que en algún momento se detuvo sin yo pedírselo, ese corazón que convirtió sístole y diástole en un perezoso movimiento rítmico y sin sentido.

La sangre cálida riega mi cerebro, mis manos, mis ojos. Es dulce y potable, es capaz de viajar a la velocidad de la luz por mis sienes. Mis pupilas dilatadas observan todo a su alrededor con curiosidad, todo estímulo les parece maravilloso e increíble, todo movimiento les inspira.

Ahora la naturaleza espera a ser retratada, el polen a ser recolectado y la simiente a ser plantada, ahora la dulce miel es degustada en el panal y las flores huelen desde su colorida inmovilidad el rico olor que es la libertad.


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Réquiem



Tus besos han volado cual hoja arrastrada por el viento en otoño y ahora mis labios son escarcha... vuelven a ser veneno. Tu cuerpo, encarcelado en mi mente, permanece en el tiempo como las estatuas griegas que aún con los siglos a sus espaldas nos siguen sobrecogiendo como la primera vez que fueron contempladas.


Un susurro recorre mi cabeza de lado a lado, un susurro que transporta palabras vanas, vacías o que revientan de significados, susurros que se asemejan a una bala... una bala que penetra rápida e indolora por la sien izquierda para salir junto con la sangre y la masa cerebral, el hueso y la viscosidad por el lado opuesto.


Las caricias son como espectros... como el vacío de una amputación, allí donde debería estar el miembro arrebatado. Los ojos vítreos miran sin ver a la nada más absoluta, a la oscuridad más luminosa... ojos acuosos de muñecas de porcelana, esos ojos que parecen perseguirte y que sin embargo permanecen inmóviles en su inquietante ceguera.


El tiempo amasa los recuerdos, los fotogramas de esa película tan mala y barata que es mi vida, revela del negativo las escenas más macabras y obscenas que sin embargo... resultan ser más bellas que la pureza de las mentiras.


Versos perdidos



-¿Eres poeta?


+No, soy idiota.


Si antes no tenía nada que decir, ahora quiero decirlo todo, lástima que en esta marabunta de pensamientos inconexos y torturados que habitan en mi mente no haya una luz que los guíe. Soy demasiado oscura, no me gustan las luces, las detesto... quizás por eso he estrellado demasiados barcos en acantilados escarpados, puntiagudos, erosionados, mortíferos.

Los pensamientos se apoderan de la mente, la estrujan y la cansan, la agotan, la dejan en coma... o tal vez sean los recuerdos, tal vez un poco de ésto y un poco de aquello.

Hay ligaduras que se sueltan, pies y manos quedan en libertad, pero la cabeza sigue sujeta, no mirando al frente, no... sino retenida en la espalda. Los ojos se cansan al forzar la vista para ver cosas que nunca estuvieron ahí, para distorsionar otras o para maquillarlas.

Lástima que la realidad no sea tan bonita como una metáfora, como una copla o un soneto. Lástima que no podamos dejar atrás los fracasos y las decepciones con la facilidad que dejamos atrás los versos de ese poema que al principio nos pareció tan bello. Lástima que no se pueda rimar la vida a gusto de todos y que a veces olvidemos que el verso perfecto no existe.


Por ahí dicen que soy poeta... pero he extraviado los versos.


Entra aire...


No soy capaz de sentir nada, la incoherencia y lo absurdo me rodean. No he vertido lágrimas... creo que se me agotaron en algún momento, solo siento decepción y desarraigo y una tranquilizadora ataraxia que me eleva hasta el punto de que nada me importa ni me perturba. Gracias a mis ideas me costará menos reponerme o tal vez sea la costumbre.

Una rosa negra, encerrada en una caja de cristal... por fin ese odioso cristal se ha reventado en mil pedazos.

No quiero más cristales ni quiero mas yugos ni quiero más amor... quiero calor cuando lo necesite, un beso húmedo cuando me apetezca, un abrazo en mitad de una noche helada, una conversación, una mirada... y me da igual que todo ello no tenga un trasfondo de sentimientos, el amor está sobrevalorado... por qué decir amor cuando quieres decir sexo, por qué decir amor cuando quieres decir compañía...

Hay veces que los brazos de un amante me parecen más cálidos que los de una pareja. Tal vez yo no esté hecha para estar con nadie, tal vez nadie esté hecho para estar conmigo. Me es indiferente... ahora si tengo hambre, simplemente comeré.


sábado, 3 de septiembre de 2011

Olor a vómito y muerte


Ácidos que salen de mi boca, han ascendido por el esófago abrasándolo a su paso, desde las entrañas del estómago, allí donde me duele tanto. Mis brazos están agujereados y ni aún así encontré a mi Gradiva... supuran las heridas y la sangre es negra, emerge coagulada del abdomen, allí donde una bala impactó para acabar con todo.

El olor del vómito me marea, o tal vez es la sangre que mana a borbotones, quizás la droga que me embota la cabeza, en ella hay de todo menos ideas. Las ideas las vendí junto con mi alma al mejor postor, ojala hubiera sido el diablo, él las trataría mejor.


La cabeza es de plomo, cómo pesa sobre los hombros, echo de menos una guillotina. ¡Oh una idea! una espantosa idea... qué lástima no tener fuerzas para coger el bolígrafo y escribirla, con esa letra ilegible, maldita, que nadie salvo yo entiende.


El dolor me recorre la espina dorsal y llega al cerebro en oleadas, como si se tratara de un orgasmo... una sonrisa marchita muere en mis labios, la habitación gira a mi alrededor en una vorágine monocromática y me marea aún más...


Ya no tengo más ácido que echar. La cálida sangre me baña, había salido de excursión del cuerpo y tenía miedo de que le gustara tanto el exterior que no regresara, así era... ¿Por qué querría la sangre volver a un cuerpo tan podrido? lo mismo sucede con mi cerebro... entiendo porqué se empeñaba en volar hacia las estrellas y alejarse de mi, ahora sin embargo se lo comerán los gusanos...


Olí a la muerte y no tuve miedo, olía infinitamente mejor que el vómito.


Nunca



Acababan de follar, aún estaban sudorosos, tenían sed, respiraban entrecortadamente y ambos habían cerrado los ojos con cansancio durante unos segundos para volver a sentir el instante anterior, ese que habían dejado atrás con un prolongado gemido.


Él la albergó entre sus brazos y ella se acurrucó en su pecho, los dos recobraron la respiración poco a poco en un reconfortante silencio y el cuerpo volvió a su temperatura normal. A su alrededor seguía oliendo a sexo.
-Me tienes que prometer una cosa -palabras rezagadas de un pensamiento ya concluso.

-¿El qué?

-Que nunca nos enamoraremos.


Aún sentía la humedad entre las piernas.