domingo, 30 de octubre de 2011

Melocotón albino



Y sus dedos rozaron lo más parecido al cielo, nívea piel amelocotonada. La observó allí sobre las sedas, yaciendo tan ufana... sus ojos, peregrinos en busca del ámbar, desnudaban el alma; olor a primavera mojada.

Y la tersura le inspiró ganas, la redondez de las formas, semejantes a las nubes esponjosas que colonizaban el cielo sobre sus testas, le llevó a vagar presuntuoso por el monte de la diosa Venus, que orgulloso se erigía provocador entre aquellos intrínsecos caminos, afluentes que desembocan en el mar de lo divino...


Enfrascados en una lucha fratricida sus labios rojos y húmedos se abrían para él, su lengua tan fresca le susurraba poemas... y aquel melocotón albino, contrastando con el cielo negro y oscuro de la noche, abrió sus carnes jugosas esparciendo por la tierra su elixir de vida y muerte.


Los párpados bañados en carbón encerraban en cárceles de pestañas los luceros que daban sentido a su existencia... esa existencia tan vacía que con más vacío competían en un duelo de sensualidad y caricias...

Pero la sangre, en lenta procesión, abandonó su regio cuello, empapando las sedas de rubíes, ríos de vino derriten la nieve... la cárcel oscura para siempre encerrará la luz de su locura. La belleza inefable se escapa del blanco lirio, como se escapa el pecado de la custodia del mismísimo diablo...

Y ahora él aferra en su fantasía el recuerdo tardío de una noche de verano; y ahora él siente en sueños el contraste de la piel marmórea con el fuego de su infierno, cuyas llaves custodiarán para siempre los luceros pétreos.

viernes, 28 de octubre de 2011

No hay cara oculta


Y de nuevo la luna
velará sola la noche,
a pesar de estar rodeada de estrellas.
Tan fría,
tan etérea...
su luz dejó de enamorar a los poetas.

Y el sol, tan lejano,
sigue acostado en el horizonte,
acariciando al mar...
pero el agua se evapora
y nunca la podrá aferrar.

La luna triste, mira desconsolada
y en su soledad siente rabia,
pues nunca podrá abrazar con amor...
a algo aparte de la nada.


jueves, 27 de octubre de 2011

Micro fragmento: Disney


El otro día en el desierto me encontré una lámpara y al frotarla tan solo salió semen ¿El genio también se lo inventó disney?

domingo, 23 de octubre de 2011

Descontento infundado


Las diminutas luces de la ciudad iluminan el horizonte cual luciérnagas el campo, el casco antiguo se erige soberbio tras el paso de los años y el silbar de los vientos. Mi mente, borracha del fuerte licor del descontento, divaga sin remedio entre los límites de la incoherencia y el ferviente deseo.

Aquellas murallas aún hoy seguían conteniendo a la masa, esa masa hastiada de su existencia, vacía, inocua, carente de sentido y fundamento. Las intrincadas calles se retuercen sobre sí mismas, como se retuercen aquellas almas torturadas por la carga del pecado inexistente. Las campanas de las iglesias tañen su triste lamento, como tristes son las conversaciones de aquellos que se creen rebosantes de dicha. El piso empedrado une pequeñas porciones hasta conformar la unidad que es el suelo que, una vez pisado, olvidamos que son individualidades de muchos fragmentos.

El cielo que vio nacer aquel viejo casco, es el mismo que nos ve degenerarnos, igual de azul, quizás menos insano. Hoy, anestesiados de bienestar como estamos, no amamos por amar sino que estamos por estar.

Ansiábamos el progreso y ahora que lo poseemos, lo acaparamos. El pasado nos dejó legados, nosotros sólo dejaremos olvido.

sábado, 22 de octubre de 2011

Micro fragmento: humanidad



-¿Amas a dios?

+No. Amo a la humanidad


miércoles, 19 de octubre de 2011

Putrefacción social


Cuando yo muera ¿Quién cavará el agujero?
si yo muero.. ¿Qué es lo que quedará en el suelo?
huesos, carne y cerebro.
Vacíos. Abyectos.


Cuando los gusanos coman mis ojos
no te atreverás a mirarlos,
tampoco lo hacías cuando estaban sanos.
Ciego. Sordo. Mudo. Manco.


Mi cuerpo, podrido,
no será admirado.
Mi mente, licuada,
no importará nada.
¿Y qué?
Como ahora.
Mi propia existencia me devora.


Sangre mohosa,
cabellos piojosos,
olor a putrefacción.
¿Os repugna?
Pues así me siento yo.
¿Os da asco?
Así os veo con mis ojos velados.

lunes, 17 de octubre de 2011

Un prisma inexistente


Y si al menos me durmiese llorando eso significaría que me importa. Esto no es un desierto, es un punto negro, vacío, donde solo estoy yo o lo que se supone que soy yo. Para qué tener ojos si nadie se molesta en mirarlos, haría mejor arrancándomelos y echándoselos de comer a los gusanos.

No os odio, os compadezco... os compadezco porque solo tenéis una visión en horizontal de las cosas y no es culpa vuestra en el fondo, si no de esta sociedad que lo reduce todo al odioso tándem de o blanco o negro.

No espero por ello que comprendáis estas palabras, casi nadie lo hará... menos mal que aún existe ese casi. "La locura no es cuestión de estadística"... no ceso de repetírmelo porque en esa frase reside mi cordura.

Quizás hoy escriba palabras, como mañana me arranque las entrañas; quizás hoy siga en este mundo de muertos o tal vez mañana otro mundo salga a mi encuentro. Para qué salir del ataúd, si fuera casi todos estáis igual de inertes que mis vecinos en el cementerio. Para qué escribo esto si ni siquiera podéis atisbar lo que quiero decir... lo más que objetaréis acerca de esta parrafada es que es triste... siquiera comprendéis lo que os estoy diciendo...

Vuestro prisma estalló, mejor dicho, nunca existió y con él todos los matices de esto que llamamos vida. No sois mediocres... sólo sois simples.

domingo, 16 de octubre de 2011

¿Qué es la felicidad?


Según la RAE: Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien //Satisfacción, gusto, contento.


Me da lástima. Hasta la RAE nos dirige con el significado de felicidad hacia esa idea que considero equivocada pero que, sin embargo, es muy común en nuestro tiempo: la felicidad que reside en lo material. La segunda acepción es más o menos aceptable aunque también la considero insuficiente.

Este hecho me hace pensar casi automáticamente (como tantas otras cosas) en 1984 y su técnica de manipulación de reducción del léxico y las acepciones. No digo más porque no quiero entrar en debate y voy al grano.


En el tiempo que por desgracia (o por fortuna, según se mire) nos ha tocado vivir, como he dicho, se identifica la palabra felicidad con posesiones materiales, cuantas más mejor. Se considera más feliz aquella persona que tiene un televisor de plasma que la que tiene una televisión heredada de sus abuelos; se considera más feliz aquella persona que tiene una casa que la que tiene un pisito; es mucho más feliz quien tiene un Ferrari que quien tiene un SEAT y así podría tirarme toda la tarde.

Esto es lo que considero erróneo. Esta sociedad basada en el consumo, basada en el dinero, nos hace creer que nuestra existencia también se tiene que basar en lo material, que eso es lo más importante, que eso es lo que debemos perseguir porque sino seremos desdichados, estaremos deprimidos y/o fuera de lugar...


He ahí el problema de nuestro tiempo. Quizás el problema de la sociedad es su concepción equivocada de la felicidad. Es una concepción malsana que no aporta nada salvo posesiones ¿De qué vale todo eso? ¿De qué vale todo lo que tienes si moralmente, si personalmente estás vacío?

Yo respeto a las personas. Vale, muy bien que tu felicidad resida en tener más y más, es problema tuyo... pero que las respete no quiere decir que lo deje de considerar error. Quizás la sociedad no estaría tan mal si nuestro fin último en la vida no fuera solo poseer y poseer y en vez de eso nuestra meta fuera ser mejor persona: mejor madre, mejor hijo, mejor vecino, mejor compañero.


La felicidad, para mí al menos, no puede residir en algo tan fútil como el dinero o en algo tan efímero como lo material, tiene que tener un valor más trascendental... el problema de esta sociedad y de su concepción de la felicidad es que la sitúan en un plano temporal inmediato; es que la reducen a lo tangible; es que la basan en el mismo sistema erróneo que rige el mundo... y todo lo que se sale de esa concepción para ellos es locura, extravagancia, singularidad o porqué no: germen.


A pesar de los años, aún me sigo sorprendiendo (no sé por qué debería estar curada de espanto) de que la gente se asombre cuando le digo lo que es para mí la felicidad; me dicen que soy muy extraña, que entonces no seré feliz nunca y que por qué no tengo menores ambiciones. No lo considero ambición, lo considero sentido común.


Para mí la felicidad es encontrar la armonía entre mi alma, mi cuerpo y mi mente; para mí la felicidad es poner orden en mi caótica cabeza; para mí la felicidad es que cada día el mundo me siga estimulando y sorprendiendo como el primero; para mí la felicidad es estar en paz conmigo misma y con el mundo que me rodea; para mí la felicidad es que mis actos trasciendan a través del tiempo y el espacio; para mí la felicidad es simplemente respetar mi moral y mis pensamientos; para mí la felicidad es completarme como persona, es aprender.


Eso es para mi la felicidad y vale que no sea fácil conseguirla, he ahí lo interesante del asunto, lo estimulante, lo que me hostiga a superarme, a luchar, a no rendirme... si fuera fácil conseguir la felicidad ¿Qué me espera si todo lo demás ya se ha derrumbado? para mi la felicidad no es otra cosa que el complemento perfecto de la libertad.


"La humanidad solo puede escoger entre la libertad y la felicidad y para la gran masa de la humanidad es preferible la felicidad" (1984). Yo no elijo entre una u otra yo utilizo la una para llegar a la otra.


No estoy diciendo con esto que todo el mundo debería pensar como yo o de forma similar, nada más lejos del objetivo de esta entrada. Lo que estoy intentando es haceros reflexionar, que os paréis a pensar dónde reside vuestra felicidad y si esos pilares son lo suficientemente fuertes, si merecen en verdad la pena, si os mejoran como persona o simplemente os mejoran la vida terrenal que vivís.


No creo en un más allá después de la muerte y no hago las cosas para ganarme un favor divino o un premio del destino: hago las cosas únicamente por mí, para sentirme mejor conmigo misma a cada día que pasa.Quiero morir en paz conmigo misma no llena de tormentos y por eso hago lo que hago y persigo lo que persigo... no por ganarme un paraíso o una segunda vida.


Yo aún no he alcanzado la felicidad, es difícil ya lo he dicho, y acepto que así sea, nadie consiguió grandes cosas tomando el camino más simple... por eso a día de hoy no sé si realmente existe la felicidad o es algo más que los hombres hemos inventado para dar un sentido a nuestras vidas.


Nos dicen que no existe la libertad y les creemos, nos dicen que existe la felicidad y les creemos.Para mí no existe SU felicidad igual que para mí existe la libertad que ellos niegan. Os invito a reflexionar:¿SU felicidad es también la vuestra?, ¿También habéis renunciado a la libertad solo porque os dicen que no existe?


Por mi parte queridos drugos seguiré en mi arduo camino en busca de esa felicidad tan complicada según muchos, tan necesaria según mi humilde persona. Quiero creer que la felicidad existe, quiero creer que algún día la conseguiré, quiero creer que, cuando la consiga, seré libre... es un acto de fe.


jueves, 13 de octubre de 2011

El muro


Están acertados Pink Floyd al describir a la masa como ladrillos de un muro: burdos, simples, vanos... pero, sin embargo, útiles para que el muro se sostenga en su totalidad. Un muro a la romana, perfecto arquitectónicamente, sin ningún resquicio de debilidad, sin ninguna piedra fuera de lugar, mal puesta o deteriorada; sin argamasa, el muro se sustenta por su propio peso.

Un muro que se eleva hacia el cielo cual Torre de Babel esta vez sí terminada de construir; al que cada día se le añaden nuevas piedras para seguir componiéndolo indefinidamente... separándonos aún más de ese dios que no existe, de esa verdad que se nos escapa.

Y sólo somos unos pocos los que lo arañamos dejándonos las uñas, ensangrentados muñones por dedos. Sólo somos unos pocos los que la emprendemos a puños, patadas y cabezazos con su robusta solidez, esa solidez que nos rompe los nudillos, nos quiebra el pie y nos hace mil añicos el cráneo. Pero no desistimos... hay que derribar el muro, no con bombas, no con cócteles molotov, no con dinamita, siquiera con puños, patadas o cabezazos sino con palabras. Esas palabras que germinarán en el subconsciente y reventarán el muro desde lo más profundo de su corazón.

La explosión será brutal, las piedras volarán y se harán mil añicos... y quizás entonces los hombres puedan contemplarse a sí mismos sin sentirse culpables por lo que son; quizás entonces la humanidad pueda admirar la verdad y abrazarla no como un dogma sino como una elección.

lunes, 10 de octubre de 2011

Todo se derrumba a la tenue luz de las farolas



A la tenue, dispersa y diáfana luz de las farolas; esa luz que se concentra en perímetros reducidos, esa luz que se intercala con las sombras; andando con una parsimonia aterradora por un asfalto levantado, desgastado, por qué no decir magullado; entre edificios de acero y cristal, endeble barro... llego a conclusiones, conclusiones que por su peso me hunden en el más miserable de los infiernos.

¿Y si la vida no es nada, por qué la defiendo? ¿Y si tan poco vale, por qué escribo esto?

Perdida en una isla de locura no estadística me dejo acunar por las olas, espero que sean las del Mar Muerto, así el exceso de sal no dejará que me hunda más en este mundo infecto.

domingo, 9 de octubre de 2011

Qué ojos



El sol teñía de sangre celeste el horizonte. Las nubes, mas bien jirones, arropaban al cielo cual sábanas de seda resbalando de la cama hacia un suelo de pinceladas doradas. Sus cuerpos, hijos del invierno, rozaban sus pieles muertas de cenicienta belleza. Se miraban a los ojos, portales del infierno más doloroso. Sus iris, tan duros como el pedernal, la miraban sin ver:

-Sólo puedo darte amor -susurró ella.

+¿Amor?...

-... siempre será mejor que la tristeza.


Y le acarició la mejilla y la carne se tornó ceniza que, arrastrada por el viento agitador de los campos de trigo, se elevó... para luego perderse en el infinito.

jueves, 6 de octubre de 2011

Hastío

Los acontecimientos se suceden unos a otros sin más. Sin ningún tipo de aliciente, perturbación, ilusión, desasosiego... siquiera está presente el miedo, ese factor tan fundamental en otros momentos.

Las situaciones del día a día pasan unas tras otras sin alterarme lo más mínimo. No son tan poderosas como para hacerme girar la cabeza para mirarlas ni tan leves o tan ínfimas como para hacer que me detenga, que me parar a observarlas mejor.

Por no ser ni son.

Llegó a ser algo exasperante en un momento pero ya hasta esa sensación ha desaparecido, absorbida por esta ingrávidez que es ahora mi vida. Todo, absolutamente todo: la realidad, las personas, las situaciones, los hechos, las novedades, el pasado, el presente, el futuro, el espacio... todo se coloca en un plano horizontal, en una perfecta fila a la japonesa que nada perturba, siquiera un desastre nuclear.

Mi vida pasa ante mis ojos no como una película mala como en otrora dije... no, porque ya siquiera me importa qué es bueno y qué es malo ni el por qué ni el por qué no... ya me da absolutamente igual, me es indiferente lo que quieran llamar bueno o malo. ¿Yo qué soy?

No soy.
No estoy.
No voy.
Tampoco vengo.
No tengo ganas de ir.

Es como si... la vida de alguna forma hubiera dejado escapar su sentido, como si estuviera ya aburrida de sí misma ¿Qué me espera si no más de lo mismo?

Lo peor de todo es que este hastío se ha vuelto soportable... desde que me dejó de importar, como todo lo demás.

lunes, 3 de octubre de 2011

Seudorealidad


Una realidad ofuscada, una realidad tan oscura como el interior de una caja de pino. Asfixiante, agobiante, claustrofóbica. La arena se cuela por mis fosas nasales, germinan las semillas que trasporta en mis pulmones y de ellos nace una flor podrida llamada vida.

Las helenísticas columnas que sujetan mi templo no se elevan regias y sólidas y el entablamento cae por su propio peso. Las figuras talladas, ahora decapitadas, ahora mutiladas, ahora destrozadas... se desperdigan por el suelo, sin contemplación alguna, sin respeto.

La mirada al firmamento infinito me produce tanto vértigo como la mirada hacia lo íntimo, hacia lo exiguo. La nada de la que surgieron esas estrellas, que ahora al contemplarlas me marean, que en vez de guiarme me pierden y en vez de alumbrarme el camino lo oscurecen, es la misma nada que alumbra mi alma, que ciega mi vista en leche cuajada... tal vez por la ceguera al contemplar el sol... ese sol tras la cueva.

Filmando las escenas de mi vida, una vez vividas... me doy cuenta de que el carrete está velado. Intento buscar un sentido que las organice, que las recree... y lo más que encuentro es una brújula con un imán debajo, loca por buscar el norte.

Es difícil volver a tallar figuras en el entablamento, en aquellos restos, aquellos escombros que luchan porque no los sepulte el polvo. Figuras inspiradas en aquellas musas que son palabras que todo el mundo alaba pero que dudo que realmente comprendan.

Y nada merece la pena... salvo el paso siguiente en este erebo anticipado, en este cielo ajado. Intento buscar respuestas a la existencia cíclica que es cruenta y ni aún estudiando la historia me doy cuenta, de cuán ignorante soy al creerme cuerda.

De la nada vienen las estrellas y yo en mi errar imparable me dirijo hacia ellas... por mucho que me empeñe en elevar entablamentos del lodo y la mierda, de erigir columnas regias o de elevar templos de mentira y miseria.

domingo, 2 de octubre de 2011

Castúo



Las hojas empiezan a amarillearse; olor a tierra mojada y frío por las noches, alivio de esta ardiente carga. Paseando por el campo, las libélulas agitan rápido sus alas, elevándose levemente sobre el agua de la charca. Las setas nacen traicioneras a los pies de troncos de encinas y alcornoques, con sus colores variopintos y diversas texturas; tal vez sean venenosas, tal vez tan solo alucinógenas o un buen caldo para la sopa.

Los hierbajos, la retama, los helechos y la jara, que son la moqueta de la tierra anciana, sobre zócalo de arena de playa, arañan mis piernas, las impregnan de sabia. Te pierdes en la naturaleza como si de un desierto se tratara, buscando un oasis, un oasis salvador que te salvara. El agua es clara, límpida y helada. En su recorrido desde las montañas de sierras escarpadas, acaba refrescando esa garganta tan parca ahora en palabras.

Entre los brezos, tras las flores níveas de la jara, entre los madroños y los eucaliptos chupópteros intento buscar hadas perdidas en un recinto protegido pero lleno de heridas. No encuentro seres fabulosos, tan solo hormigas, lagartijas y alguna que otra rana perdida, alejada del agua que es vida.

Me sorprende la noche fuera del sendero y los miedos me invaden o tal vez tan solo sea el desasosiego. El silencio, hendido por el ulular de un búho, eriza los pelos del pescuezo; el aletear de la lechuza en la rama elevada de un árbol...

El "chillío" inconfundible de un ciego murciélago acongoja el corazón igual que las penas que saqué a pasear a la tenue luz de luciérnagas rodeadas por el olor del romero y la yerbabuena.