domingo, 16 de diciembre de 2012

Eclosión


El bebé nonato, por fortuna, no es capaz de ver a través de las entrañas de su madre. El polluelo tampoco puede ver más allá de la cáscara que le rodea. Y ambos, en su cálida, segura y confortable morada, permanecen ajenos al infecto mundo exterior

Un mundo plagado de miserias, en el que el engranaje del poder parece ser lo único que funciona, que siempre ha funcionado y que siempre funcionará. Un mundo sórdido, cruel, despiadado... que anula al individuo, que lo mata de hambre y frío, que lo mata de ignorancia y lo reduce a una entidad tan oprimida y apaleada que siquiera se puede considerar como real. Un mundo que condena a  la enfermedad, a la exclusión, al aislamiento, a la explotación, a la más patente y terrible homogeneidad. Un mundo que desprecia a las personas, que las vuelve autómatas, sin sentimientos, apáticas, sádicas... Un mundo que transforma a los individuos en parásitos egoístas, ególatras, crueles y sin sentido... Un mundo que destruye todo lo bueno que hay en él y que vuelve extraño cualquier acto desinteresado. Fomento del odio, de la desigualdad, de la discordia y la mentira, de la manipulación y la hipocresía... de todo aquello que hace que el engranaje siga y siga girando, y que el ser humano siga y siga cayendo. 

Pero a ese bebé de grandes ojos y adorable rostro angelical le prometerán un paraíso, un paraíso de bienestar en el que todas las personas son buenas por naturaleza; le prometerán un mundo de oportunidades que lo acogerá, agradecido de su existencia; un mundo en el que siempre tendrá cabida; un mundo que camina a ser un lugar mejor, y en lo que él puede contribuir... le brindan la posibilidad de soñar, pintándole un cuadro perfecto con un campo verde, un cielo azul y una bonita casa de campo blanca... un mundo que será suyo si se esfuerza, si trabaja.

Pero este, el mundo en el que vivo, este nido de pulgas, esta urbe contaminada de necedad, banalidad e ignorancia, no es el mundo que se me prometió. Mi integridad fue vendida desde el momento en el que ese hilo que me ligaba a la apacibilidad y la seguridad fue cortado, desde el momento en que el cascarón estalló en mil pedazos...

Me han parido a un mundo infecto, que por más que intente, que por más que sueñe... no podré cambiar. Un mundo que constantemente intenta anularme, que una y otra vez intenta avasallar mi identidad. Un mundo que me acecha y pretende asesinarme a la vuelta de cada esquina, en cada recoveco... que en cada momento de duda pone en mi mano una pistola, susurrando que dispareUn mundo que pretende aislarme, que quiere que me rinda. Un mundo que me excluye, que me encierra en oscuros sótanos incomunicados. Un mundo que pretende enturbiar mis certezas, que pretende arrollarlas, que desea con toda sus fuerzas destruirlas para volverme un ser débil, endeble, propenso a la depresión y el valium. 

Ya no creo en lo que me prometieron, también he dejado de creer en los demás, no porque el mundo me haya tumbado, sino porque tengo los ojos demasiado grandes. Aquí permanezco, a pesar de todo, erguida, orgullosa, fuerte, íntegra. No han logrado corromperme, no han logrado que renuncie a mi identidad, no han conseguido manipularme. Me mantengo firme, desafiante y altiva... porque mamá: yo sé quién soy y con eso me basta. 

El mundo puede estallar en mil pedazos a mi alrededor, me pasaré años y años hablando a las paredes, arañando puertas, acurrucada en un rincón húmedo y frío, gritaré al viento y el viento ahogará mis palabras, los oídos sordos no descodificarán mi mensaje, los ojos ciegos no apreciarán mi belleza... pero me da igual. En aquel vientre siempre estuve sola, y aprendí a romper el cascarón sin saber pelear. 

Lanzaré una botella al mar, esperando que alguien la lea. No se llama resignación, se llama supervivencia. Espero que más locos llamen a mi puerta. Solo en la locura reside la certeza. Miles de mundos en miles de cabezas enfermas... enfermas de inteligencia



4 comentarios:

  1. Machine, machine, machine, y Gala ha vuelto a la vida.

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  2. Carne de yugo, ha nacido
    más humillado que bello,
    con el cuello perseguido
    por el yugo para el cuello.

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  3. Muy impactante, con mucho sentimiento y mucha razón también. Hay una frase de Jiddu Krishnamurti que dice: "Formamos parte de una sociedad tan enferma, que a los que quieren sanar se les llama raros, y a los sanos se les tacha de locos". Es muy triste que el que piense sea el loco. Más locos necesitábamos y menos ignorantes...

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  4. Esa sentencia me ha gustado mucho, me la apunto =)
    Anónimo, me gustan esos versos!! =)
    Isi: I came back ;)

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