domingo, 24 de marzo de 2013

Se hace camino al pensar


Hace tiempo que mis ojos observan el devenir con cierta diversión, ellos pueden prever el transcurso de los acontecimientos, desde lo ya visto y adquirido, sin prestar demasiada atención. El eterno retorno de Nietzsche nunca se presentó tan claro ante sus brillantes pupilas, la estupidez y la necedad humana nunca le fue tan nítida. Creo que rara vez han odiado tanto a ese puesto de globos oculares, de distintos colores, apelotonados, sujetos por un fino hilo que impide que se los lleve el viento; creo que nunca han aborrecido de esta manera la realidad al otro lado de la ventana. Ellos, siempre inquisidores de una realidad que intentaban interpretar para su mayor esclarecimiento, que observaban atentos el ir y venir de las gentes... ojos pensantes que evocaban en la imaginación mil y un mundo mejores en los que vivir, se han cansado.

Se han cansado, como se cansaron en otro tiempo de buscar la belleza donde todo el mundo parecía encontrarla. La realidad pérfida, ruin, tangible... ha evaporado las evocaciones infantiles. No intentan estos ojos como antaño aferrarse desesperados, rotas sus uñas por la fuerza, a cualquier reducto de conceptos grandilocuentes. Al contrario... estos ojos, estas manos, esta mente... quieren destruirlo todo. Quieren ver que todo arda; quieren ver cómo el cartón piedra se repliega sobre sí mismo, doblándose grotescamente como el plástico que se quema con lentitud; quieren ver cómo las grandes pirámides aztecas brillan bajo el pesado sol por la sangre que resbala por sus paredes; quieren ver sufrir a todos aquellos seres insignificantes ahogados en su insignificancia; quieren ver la belleza que esto supondría a sus ojos, la belleza de la destrucción total de aquellos que se olvidaron de la propia belleza y el valor de las cosas, de aquellos que se olvidaron de los conceptos grandilocuentes.

Querida alma (¿alma?) tú que capeas el vendaval de la mejor forma que puedes, tú que lo observas todo desde ese pequeño rincón que hace tiempo te asigné por si acaso existías, querida alma, ¿eres capaz de sentir lo que te rodea?

Mi mente se ha alejado, mi corazón, depositado en manos ajenas, permanece a salvo. Quizás eso sea lo único cierto, ese corazón que boquea por vivir; ese corazón que he regalado, lo más valioso que quedaba en mí... ese corazón que aún busca la belleza donde todo el mundo parecía encontrarla; ese corazón que ha reinventado la propia belleza, alejándola de los demás, tornándola diferente para que nadie más la comprenda y pueda robarla... ese corazón que sobrevive feliz.

Y ha funcionado.

Reinventé el sentimiento, le otorgué otro significado, y he sobrevivido. Logré salir de aquel punto negro, denso, aislado al final del horizonte. Logré volver de mis abismos. Ahora, quizás, solo quizás, esté emprendiendo un nuevo camino hacia la nada, el odio tan solo sería una reacción instintiva ante lo que ves que se desmorona. Quizás logre reinventar mi mente, igual que reinventé mi corazón; quizás este cuchillo que agujerea mi cabeza algún día aparezca romo e inofensivo y logre volver a contemplar la realidad desde la seguridad de quien no cree en nada y ha perdido la capacidad de decepcionarse; quizás, de nuevo, desde esa nada pueda volver a inventar conceptos grandilocuentes, de esos que tanta falta hacen... quizás incluso yo misma pueda creer en ellos.

Mi corazón está a salvo, mi alma, relegada a aquel polvoriento y oscuro rincón de mi ser, no sabe qué responder. Me acerco al abismo. Quizás la turbia belleza que emerge de mi vacío esté cerca. Me gustaría creer que mi pluma será lo que era. Mi sangre correrá como la tinta, y la tragedia generará mi arte.
Arte, aquello que representa la mentira del mundo.


4 comentarios:

  1. El aplauso como mejor medicina. Por cierto, en qué momento se tomó la constumbre de aplaudir aquellas cosas que gustaban al ser humano.
    Tu corazón bombea durante este capítulo, pero siempre hay alguna parte de tu organismo que siente la necesidad de beber más líquido rojo, quizás ese fluído anague hasta el último rinconcito el día en el que intentando mirar a través de la ventana lo que veas sea tu reflejo junto al creador de Emilio. Es posible que el eterno retorno no fuese algo tan grandilocuente, y que a Nietzsche se le ocurriera un día de cagaleras en el que había tenido que levantar la tapa del vater una y mil veces. Tu existencia es conforme yo la percibo, la mía es conforme al día en el que tú me veas cuando intentas mirar a través de la ventana. No te ofusques, tus ojos son tan lúcidos como para no hacerlo.

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  2. Nunca hay sangre suficiente para calmar la sed =)

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  3. Adoro cuando nos gritamos desde la distancia y el mundo no se entera de lo que nos decimos.

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  4. La importancia del contexto, este es un caso práctico de cuando NO se comparte xD

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