miércoles, 11 de agosto de 2010

Cava hondo


Compongo en la noche para que no se vean
las lágrimas resbalar por mis mejillas;
las estrellas y la luna no me tranquilizan
tantos recuerdos felices me martirizan.
Y es que es tan desesperante…
hasta Morfeo me ha abandonado,
esto es denigrante…
Da tanta pena, da tanto asco,
ya no encuentro las palabras
para describir mi estado…


Estoy sumida en un largo letargo,
en una sima, viendo pasar los años…
a oscuras, sin sentidos,
con el corazón mutilado
y recuerdos que se tornan vagos…
diáfanos en esta cortina de negrura,
que me absorbe, que me abruma,
que me daña y a la vez me acuna…

Cava un agujero,
cava, cava hondo,
es un misterio, es un secreto;
cava un agujero
y entierra tu corazón muerto,
asesina de sentimientos,
tápialos con cemento…
Y, si miras bien,
verás que realmente no estás aquí,
te enterraste con el corazón,
matando todo rastro de emoción.

Tan hondo, tan abajo, en picado,
cayendo y cayendo sin remedio,
al centro de la tierra, en el subsuelo…
más abajo, mucho más abajo…
encontrarás los restos de mi corazón mutilado.
Los enterré cuando era joven,
para olvidar los pormenores,
de aquellos chicos que me cantaban canciones.
Mentían, decían que me querían,
mentían…
y mientras tanto yo caía y caía…
Con rimas me apuñalaban,
rimas que con el tiempo se desgastaban…
Y ahora de mí tan solo quedan mis entrañas,
arrancadas por el fuego de tantas patrañas,
cuántos cuchillos afilados mis miembros rajaban,
tornando el amor en odio,
mi carne cercenaban,
mi razón enajenaban…
Me torturaban no obstante con la vida,
hasta que me arranqué el corazón
y lo tiré a la sima…
El ángel caído no volverá a volar,
le arrancaron las alas,
las desplumaron con crueldad;
ave fénix que se tornó mortal…


Ya no me quedan cenizas de las que renacer,
ya no queda cuerpo que hacer mover,
pensamientos que exponer,
no me quedan besos que dar,
no queda amor…
Sólo hace frío.
Tan solo quedo yo.





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