martes, 19 de julio de 2011

Cabello de ángel


Estaba con una amiga, esta vez no discutíamos, ya había dejado de intentarlo, intentar convencerme... era algo inútil.

-Es que no lo entiendo -decía.

-No tienes que entender nada, pues no hay nada que entender.

-¿Por qué lo haces?

-Es lo único que me aleja de este mundo, de esta vida, sin llegar a matarme.

-Algún día lo hará.

-Que lo haga, no se perderá nada.

Tenía un trabajo que no me gustaba, odiaba estar rodeada de gente, odiaba convertir un hobby en algo obligado, rutinario, y controlado por otros, no por mí misma. Odiaba tener que obedecer ordenes absurdas que embrutecían a las personas, las atontaban y las adormilaban en su ignorancia; odiaba madrugar, odiaba no poder ir con la camiseta de los Maiden a dar clase porque no estaba bien visto y odiaba no poder ponerme escote porque pervertía a los muchachos, esos mismos muchachos que, cuando quisieran, tenían a su disposición redtube.

Pero sobre todo odiaba la ciudad, su polución, su gente: del trabajo a casa y de casa al trabajo, odiaba conducir; odiaba a mis amigos, siempre hablando de banalidades, de cosas inútiles y fútiles, sin ser capaces de seguir una conversación más o menos profunda. Odiaba el sistema, que nos recluía en casa a ver la televisión, que nos inducía a comprar de todo, desde unos calzoncillos con hidromasaje hasta una televisión inalámbrica.

Odiaba a los vecinos, siempre montando barullo, a mis padres dándome voces y echándome cosas en cara, recalcándome una y otra vez que no era como ellos habrían querido: una más, normal y corriente, sin más preocupaciones que llevar las uñas bien pintadas.

Odiaba a mi pareja, yo nunca había querido tener pareja ¿Por qué cojones la tenía? yo nunca le había querido dar nombre ¿Por qué coño lo hacía? odiaba las vistas del futuro, pues todo seguiría igual: aburrido, anódino, sin nada, ningún aliciente.

Nada me estimulaba, ni un ocaso en la playa ni una noche en las montañas, ningún pensamiento merecía la pena ¿Para qué? si nada iba a cambiar. Mañana, al despertar, el mundo seguiría siendo el mismo, yo seguiría viviendo la misma vida de mierda y seguiría sin tener fuerzar para levantarme y decir: ·"Basta ya! yo no quiero esto..."

-Te perderías tú...

-Yo ya estoy perdida en vida.

-Nunca entiendo lo que dices.

-Ya lo sé.

-¿Quieres que me vaya?

-Sí.

Y es entonces cuando subo al cielo, o bajo a los infiernos, todo es relativo, arriba,abajo, dolor, placer... ahora la vida no me importaba una mierda, ni la mía ni la de los demás, el mundo me daba igual, que siguiera girando allá fuera; que siguiera trasportando en sus brazos a todos aquellos borregos ignorantes y conformistas, que venían del trabajo y quizás hoy follarían con la mujer, o le darían las buenas noches a los hijos ¿De verdad son buenas? piensa en su futuro.

¿Futuro? ¡Menuda basura! yo moriré esta noche.

El cabello de ángel ya me cortaba ¿El país de nunca jamás? no... el país cobarde donde me había refugiado de aquel mundo que sólo me daba patadas en el cráneo.

1 comentario:

  1. Y es entonces cuando subo al cielo, o bajo a los infiernos, todo es relativo, arriba,abajo, dolor, placer... ahora la vida no me importaba una mierda

    eso me encanto jeje

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