viernes, 29 de julio de 2011

Me hace humana


Acariciar su piel es acariciar el cielo, sus uñas son como el marfil y su cuerpo encierra el olor de la primavera, mirarlo a los ojos es perderse en los detalles de sus destellos, destellos que son como un rayo de sol reflejado en una superficie límpida de agua.

Me gusta cuando se tumba sobre mi pecho y le acaricio el rostro, pues es entonces cuando la paz recorre mi alma atormentada y solitaria tornándola humana. Él es mi humanidad.


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