jueves, 13 de octubre de 2011

El muro


Están acertados Pink Floyd al describir a la masa como ladrillos de un muro: burdos, simples, vanos... pero, sin embargo, útiles para que el muro se sostenga en su totalidad. Un muro a la romana, perfecto arquitectónicamente, sin ningún resquicio de debilidad, sin ninguna piedra fuera de lugar, mal puesta o deteriorada; sin argamasa, el muro se sustenta por su propio peso.

Un muro que se eleva hacia el cielo cual Torre de Babel esta vez sí terminada de construir; al que cada día se le añaden nuevas piedras para seguir componiéndolo indefinidamente... separándonos aún más de ese dios que no existe, de esa verdad que se nos escapa.

Y sólo somos unos pocos los que lo arañamos dejándonos las uñas, ensangrentados muñones por dedos. Sólo somos unos pocos los que la emprendemos a puños, patadas y cabezazos con su robusta solidez, esa solidez que nos rompe los nudillos, nos quiebra el pie y nos hace mil añicos el cráneo. Pero no desistimos... hay que derribar el muro, no con bombas, no con cócteles molotov, no con dinamita, siquiera con puños, patadas o cabezazos sino con palabras. Esas palabras que germinarán en el subconsciente y reventarán el muro desde lo más profundo de su corazón.

La explosión será brutal, las piedras volarán y se harán mil añicos... y quizás entonces los hombres puedan contemplarse a sí mismos sin sentirse culpables por lo que son; quizás entonces la humanidad pueda admirar la verdad y abrazarla no como un dogma sino como una elección.

1 comentario:

  1. me ha encantado esta entrada =D
    si somos capaces de derribar nuestros propios muros, tambien podremos derribar aquellos mas colectivos que tanto nos atormentan

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