lunes, 25 de julio de 2011

Comentario literario: El árbol de la ciencia, Pío Baroja



Queridos drugos, en el comentario de hoy os voy a habar de Pío Baroja y de una de sus grandes obras: "El árbol de la ciencia". A Baroja se le conocía por ser una persona introvertida, poco afectuosa, escéptico empedernido, autorepresivo y misógino. Esto sin duda condiciona a sus personajes que pueden ser de dos tipos, hombres de acción que luchan por salir de la mediocridad u hombres contemplativos desorientados y apáticos, unos y otros acaban siempre mal.


El protagonista de "El árbol de la ciencia" pertenece al segundo grupo. Es un hombre desorientado, que no encuentra un rumbo que le agrade del todo en la vida, de una apatía que exaspera aunque, de vez en cuando, esta apatía se transforme en enfado contra lo que le rodea, incluso en odio, aunque nunca hace nada para subsanarlo, siempre acaba huyendo. Es un hombre contemplativo, que se cuestiona la realidad, apoyándose en los grandes filósofos alemanes, sobre todo en Kant, sobre el que gira toda su teoría de lo que es el mundo, la realidad y la ciencia.


Junto con su tío Iturrioz, en la azotea de Epicuro, filosofan acerca de estas cuestiones. El tío defiende a los filósofos ingleses, utilitaristas y nuestro personaje a los alemanes. Esta contraposición de ideas se lleva a cabo mediante un diálogo que nos rememora la técnica que usaba Platón para comunicar sus ideas.


Podríais decir, si no os gusta la filosofía, que es un libro aburrido y, cierto, si no os gusta la filosofía es un libro aburrido. Pero por el contrario, si os gusta, se os presenta un interrogante, una vida entera, la de nuestro protagonista, asfixiada por la incertidumbre del futuro, debido a que vive en un mundo que le desagrada y le dá patadas pero contra el que no puede hacer nada, por ello se acaba siempre resignando. La angustia existencial está presente en toda la obra y siempre desemboca en esos largos y complejos diálogos con su tío.


Si no os gusta la filosofía no lo leáis pero si os gusta, podréis sentiros identificados con la angustia del personaje, incluso compartir sus inquietudes, y es agradable ir descubriendo cómo piensa, cómo reacciona ante los hechos y las circunstancias, en cierto modo, te cuestionas cómo lo harías tú y reflexionas acerca de lo que se te plantea.


Entre otras conclusiones, Andrés defiende que solo lo creado por el hombre es bueno, su defensa de la ciencia es aférrima y en cuanto a la realidad, concluye con que existen dos tipos de personas: las que se muestran indiferentes y las que actúan de manera casi imperceptible. Este argumento, como se puede comprobar, va acorde con la forma de ser de Baroja y por supuesto de su personaje.


Algo interesante en el libro es cómo se reflejan las clases sociales. Pío Baroja evolucionó hasta el anarquismo, llegando a renegar incluso de la democracia con su famosa frase "la dictadura del número" (la cual comparto completamente). Por ello, en el libro la clase burguesa aparece reflejada como frívola, oportunista, mezquina... y la clase obrera como ignorante, conformista, ruda, analfabeta, individualista.


Esto se aprecia sobre todo en su estancia como médico en un pueblo de la Mancha donde comprueba que la sociedad rural española de la época: caciquil, ignorante, analfabeta no tiene nada que hacer contra la burguesía de "uno y otro lado" que se disputan el poder, con luchas entre grandes familias que se suceden en el mando de los pueblos. Esta experiencia le desagrada, incluso le enfada pero, como siempre, se resigna y se lamenta sin más porque las personas no sean capaces de revelarse.


La miseria ajena tiene también un extraño efecto sobre el protagonista, por un lado la repudia, por lo que significa: la degradación del ser humano; pero por otro lado también le da cierto asco, lo que le hace alejarse, una actitud un tanto burguesa que tiene el protagonista y que resalta en ciertos capítulos. Es partidario de ayudar, pero mejor que lo hagan otros, parece decir.


A mi personalmente lo que más me ha gustado, es un diálogo que tengo puesto en otra entrada (
¿El fin justifica los medios?) en el que, el personaje, nos plantea la posibilidad de analizar la moral y la política, la sociedad, como se hace con la ciencia para, así, buscar la mejor de las formas existentes y aplicarlas.

Os recomiendo leer la entrada y así, con ese fragmento, os haréis una idea de los diálogos filosóficos entre el tío y Andrés. Presenta la problemática de ese análisis y la problemática al intentar, una vez discernido el mejor modelo, aplicarlo a la sociedad, así sin más, sin darle ningún motivo. Por ello plantea la duda de si hay que engañar al pueblo para que viva feliz y, es la misma duda, que planteo yo en esa entrada.

Espero que ambas, ésta y aquella, os hayan servido para conocer un poco más a este intrínseco autor y su peculiar obra y os haya animado a leer alguno de sus libros. Espero también que, cuando los leáis, filosoféis y os preguntéis acerca de lo que se os plantea, esta es la función de los libros de Baroja, como siempre, adoro los libros que me hacen pensar y me desasosiegan. Además, el final de "El árbol de la ciencia" no os decepcionará y es justo ahí, cuando el mecanismo de vuestra mente... empezará a divagar en brumas, no de Kant o Hobbes, sino de la vida misma.

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