domingo, 13 de noviembre de 2011

Incesto



Cálida caricia, sobre una piel tan fría como la piedad del asesino. Un lento beso en unos labios que arden. Un suspiro prolongado en una cárcel sin oxígeno. La mirada indiscreta al templo divino. El sabor de la ambrosía, en un útero enfermizo. La ligereza del cabello, sobre la pesadez de los pensamientos. El himen desgarrado, de la virtud inexistente. Rico olor de un cuerpo podrido. La voz de una sirena, la mirada de una hechicera, el sinsentido de un político...

Caricias muertas, a un recién nacido. Besos impregnados de ponzoña, a un príncipe dormido. Suspiros de agonía, que cabalgan un orgasmo. Miradas incendiarias, en amarillentos prados. El sabor ácido que cura las heridas. Cabellos, de la negra inspiración divina. Glande perlado del sudor de la vida. El olor repugnante, del agua para el sediento. La ausencia, el calvario, un oasis en el desierto.

Querido gemelo de la infecta placenta, rompe el cordón umbilical de la cordura y nazcamos de nuevo, crezcamos, muramos en nuestro destierro... que el mundo, impaciente, espera nuestro incesto.


3 comentarios:

  1. esto ess tuyoo? pues esta muy guapoo.. joder que bien escribes no. IMPRESIONANTE. ya me gustaría a mí escribir asi. un beso espero que te pases por el mio.
    http://soliasusurrarmequenosaldriasdemivida.blogspot.com/

    ResponderEliminar