jueves, 29 de diciembre de 2011

¿El paraíso perdido?




-¿Por qué me hizo así? ¿Por qué me hizo tan repugnante?


-No eres repugnante, eres bella.


-¿Bella?


-Si... eres sinuosa, elegante, silenciosa...


-No... soy calculadora, fría, letal.


-Hipnotizas.


-Soy una simple serpiente.


-¿Crees que si fueras una simple serpiente te hubiera pedido lo que te pedí?


-Simplemente ofrecí una manzana...


-... una manzana del árbol de la ciencia.


-¿Y qué es lo que conseguí? que los desterraran...


-No. Te equivocas... conseguiste que vivieran.


-Ahora pasan calamidades.


-¿Acaso no es eso la vida? sí... Eva sufrirá al parir a sus hijos, la sangre manará de su cuerpo... ¿Pero acaso no es eso algo bello?, ¿Acaso no disfrutará cuando los engendre? sí... Adán trabajará ¿Pero acaso no recoge satisfacción por ello? ¿Acaso no disfrutará superándose a sí mismo? no son ciegos serpiente... ahora es cuando ven el mundo con su verdadera faceta: repugnante, aunque bella. 


-¿Por qué no le diste el fruto del árbol de la vida, en vez de el fruto de la ciencia?


-¿Qué sentido tiene una vida, si esta nunca concluye? 


-Pero... los humanos siempre anhelarán el paraíso perdido por Eva, siempre soñarán con él y me culparán a mi por tentarla.


-Los humanos, aunque vivieran en el paraíso, seguirían soñando con el paraíso. No solo Eva probó la manzana, sino que Adán también la mordió y no se la ofreciste tú, se la ofreció la curiosidad.


-Ella lo sedujo. 


-No... ella era pura, no lo pudo seducir. Los sedujiste tú.


-¿Yo? ¿Cómo?


-Con tu belleza.


-Satán... ¿Soy culpable?


-No sólo mi cómplice.

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