jueves, 25 de noviembre de 2010

Escribir...

Es un punzón que socaba tu mente sin descanso, sin piedad. Es una necesidad ineludible. Es un deseo imparable, imperioso... escribir es eso.
Escribir aunque no se tenga nada que decir en un principio. "No tengo nada que escribir", eso es un error tremendo... siempre hay algo, siempre, y eso es tan cierto como que el sol sale por el este y se pone por el oeste... cosa distinta es si te atreves a escribirlo o tú mismo te autocensuras.
Ponerte delante de un folio y verter tus pensamientos en él, es la única manera que conozco de eludir el engaño, la única manera que conozco de saber lo que realmente siento, pienso o creo... porque soy incapaz de mentir cuando escribo, mi ética no me lo permite.
Todo el mundo sabe que para mí la palabra tiene un significado especial, valoro más la palabra escrita que la verbal pues la lengua es el peor animal vípedo, carroñero y venenoso que te puedas encontrar. Una palabra no puede engañar, una palabra o es o no es... pero no es y luego deja de ser o es cosa distinta...
Un día lo intenté, un día intenté dejar de hacer esto, intenté dejar de escribir, duré tres días y casi me vuelvo loca. Un día intenté mentir, intenté ver si era capaz... no lo fui. Cuando tengo dudas, cuando estoy falta de escuchar verdades, cuando simplemente quiero desahogarme o autocompadecerme o ensalzarme... cojo un papel y un boli (o en su defecto abro una página de word) y dejo que mi mano escriba.
En ocasiones he llegado a dudar de textos que sé que he escrito yo, pero que dudo que hayan podido salir de mí, son demasiado reveladores, desconcertantes o tristes o por qué no demasiado alegres, felices y nostálgicos... pero sé que son míos, me acuerdo de cada cosa que escribo, es un pedazo de mí... jamás podría olvidar quién soy, de igual manera no puedo olvidar esos pedazos de mi alma.
Lo confieso, mi naturaleza egoísta es así: no escribo para gustar a la gente, no escribo para que otros lo lean, no escribo para hacer un best seller o un Cervantes o algo meramente artístico, escribo porque LO NECESITO, escribo por y para mí, escribo para no perder la frágil cordura que aún poseo. Me hace fuerte escribir y escribir sin parar de lo que pasa en mi caótica mente pero también sé... que me hace vulnerable. Asumo ese riesgo pues... me temo que es demasiado tarde para arrepentirse, tampoco quiero arrepentirme, sería un error, además, nunca me retracto de lo que escribo y, en una ocasión escribí: "las palabras me dan y me quitan la vida, pero lo asumo, no podría ser feliz de otra forma".

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